domingo, 24 de noviembre de 2024

Oracle contra PeopleSoft: una guerra de desenlace dudoso

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Quince meses después de lanzar una oferta hostil por People Soft, Oracle ganó la primera batalla judicial. Pero, ahora, la cuestión es averiguar si la larga guerra de zapa habrá valido la pena. Hay dudas al respecto.

La última vez que el sitio Knowledge@Wharton pasó revista al caso, sobraban las incertidumbres y se ignoraba si People Soft –la segunda firma mundial de software empresario- podría absorber la cuarta, JD Edwards. Lo hizo hace un año, pero eso no la ayudó a neutralizar el asedio de Oracle, tercera en el mismo “ranking”. En aquel momento, el profesor Morris Kohen no tenía en claro si Lawrence Ellison (aún presidente y director ejecutivo) abrigaba intenciones serias o sólo buscaba perjudicar a un rival. Ahora se sabe que el asunto iba en serio.

El 9 de septiembre, Oracle ganó en primera instancia la demanda presentada por el departamento federal de Justicia, que quería bloquear la compra hostil de PeopleSoft. Ellison ofrecía ya US$ 21 por acción en efectivo, 31,3% sobre la suma inicial (US$ 16, junio de 2003). Salvo una apelación de los fiscales o una acción de la Comisión Europea –invocando restricciones a la competencia-, Oracle tiene el camino expedito.

Para Wall Street, el intento tiene 70% de posibilidades favorables. Pero hay un problema: la junta directiva de PS todavía desecha la oferta por baja. Además, Craig Conway (CEO de PS y viejo enemigo de Ellison, ex jefe suyo), administró una “píldora envenenada” que sigue trabando cualquier compra hostil y Oracle exige eliminar. Ergo, a menos que aparezcan más accionistas dispuestos a vender, Ellison va a continuar bloqueado, pese a su “leit motiv”: la consolidación en software es inevitable. La gente de Wharton coincide al respecto.

Hasta el momento, el intento mejoraba con el tiempo. Oracle ha dañado un competidor clave, sin costos peligrosos. “PeopleSoft está en aprietos”, afirma el profesor Thoman Lee. Pero Conway es intransigente en cuanto a la independencia de su firma. En reciente reunión con clientes, inclusive reveló haber forjado una alianza con IBM para integrar su software a la plataforma Websphere de Big Blue. “Hemos eclipsado a la competencia”, proclamó.

Mientras tanto, la guerra verbal prosigue. En carta a la junta de PS (10 de septiembre), Jeffrey Henley –presidente de Oracle y títere del CEO, Ellison- manifestó: “Despejada la cuestión antimonopólica, esperamos cerrar la transacción. La respuesta: “Hemos analizado cuidadosamente y rechazado todas las ofertas, inclusive la última, por inadecuada. Ninguna refleja el valor real de PeopleSoft”.

La compañía insiste en volver a enfrentarse judicialmente con el acosador. Por de pronto, el 1 de noviembre va a juicio una demanda -en California- por más de US$ 1.000 millones en daños, perjuicios y punitorios. PS alega que Oracle ha incurrido en prácticas desleales, inclusive una campaña deliberada para engañar clientes y trabar negocios.

¿Qué pasará después? ¿podrá PeopleSoft seguir frenando a Oracle? ¿habrán cambiado las circunstancia que justificaban los ataques de Ellison? ¿o habrá éste desatado una nueva ola de fusiones y adquisiciones?

Otro experto de Wharton, Andrew Metrick, cree que “la gente debe acostumbrarse a la saga Oracle-PS, pues podría durar años. Si la junta de la atacada persiste en rechazar ofertas, Ellison deberá pelear vía interpósitas instancias. No es común encontrarse con egos como los de Ellison y Conway, dispuestos a una guerra interminable… en un mercado que cambia y podría tornarla inútil”.

En verdad, Oracle cree que la consolidación sectorial vía F&A es ineludible y quiere a PS por su amplia cartera de clientes y aplicaciones, claves para administrar recursos humanos y finanzas empresarias. En el juicio, la compañía arguyó –con éxito, gracias a la “oportuna” ayuda de SAP y Microsoft- que realmente precisa absorber PS para competir con ambos gigantes.

Ocurre que el dúo decidió revelar conversaciones tentativas sobre fusión, efectuadas en 2003 sin resultado. Todavía no está claro por qué SAP y Microsoft rompieron el secreto justo a tiempo para beneficiar a Ellison. Algunos sospechan un móvil florentino: debilitar o eliminar a PS porque su base operativa es mejor que la de Oracle. Después, sería fácil deteriorar la posición de ésta partiendo de su punto débil: el negocio de aplicaciones.

Por cierto, el último trimestre, de los cinco que viene durando la guerra, ha generado síntomas negativos. Compañías como Siebel o Lawson Software ha anticipado malos resultados en materia de utilidades para el lapso julio-septiembre y el último cuarto del año. Los empresarios gastan menos y, según revela el “libro beige” de la Reserva Federal, “aumenta la cautela entre los usuarios de software y tecnología informática”.

Esos factores favorecen las F&A. De acuerdo con Merrill Lynch, “Internet y software son dos bolsones tecnológicos que han perdido, desde principios de 2002, apenas 20% de firmas”. En cuanto a la demanda, la consultoría AG Edwards sostiene que los compradores de software “están en huelga” por una causa imaginaria (las exigencias de la ley Sarbanes-Oxley, 2001) y una real, las incertidumbres económicas en EE.UU. o la UE. “No tienen incentivos para elevar presupuestos en TI, especialmente porque no aparecen versiones efectivamente innovadoras”, señala Metrick.

Pese a la lógica involucrada en la consolidación, tal vez esta guerra de desgaste no beneficie a ninguno de los contendientes. Por hoy, Oracle mantiene buenos números, no sin dudas. En el primer trimestre de su ejercicio (junio-agosto), obtuvo ganancias netas por US$ 509 millones sobre ingresos por 2.200 millones. Pero su fuente principal –aplicaciones- cedió 37% en ventas, respecto de un año antes, a US$ 497 millones.

Eso explica las críticas internas. “Casi todos los accionistas entrevistados en los últimos meses están contra la compra de PeopleSoft. Temen problemas de integración”, señala un estudio de la analista sectorial Laura Lederman. La posición de PS es más riesgosa, empero. Al cabo de varios trimestres buenos, en abril-junio obtuvo apenas US$ 647 millones en ingresos y 11 millones en utilidades netas.

Sin quererlo, la larga pelea redunda en ventajas para SAP, actual líder del segmento. “Si Oracle compra –explica Lederman-, beneficiará a los alemanes, pues Ellison no podrá seguir desarrollando la línea PS. A la larga, los clientes deberán optar entre Oracle y SAP, pero ya muchos se han pasado a la líder. Conway ha admitido eso”.

En esta coyuntura, muchos observadores se preguntan si tanto esfuerzo para copar un rival herido valdrá la pena. Contra lo asegurado al principio, ahora Oracle insiste en que no abandonará a los usuarios de PeopleSoft. La clave está en el precio. “Si Ellison vuelve a elevar la oferta –vg., a US$ 26 por acción, 62,5% sobre la inicial-, seguramente provocará una revuelta entre sus propios accionistas mayores”, presume Metrick. “Además, no hay garantía de que Ellison retenga los actuales clientes de Conway”, apunta Lee.

La última vez que el sitio Knowledge@Wharton pasó revista al caso, sobraban las incertidumbres y se ignoraba si People Soft –la segunda firma mundial de software empresario- podría absorber la cuarta, JD Edwards. Lo hizo hace un año, pero eso no la ayudó a neutralizar el asedio de Oracle, tercera en el mismo “ranking”. En aquel momento, el profesor Morris Kohen no tenía en claro si Lawrence Ellison (aún presidente y director ejecutivo) abrigaba intenciones serias o sólo buscaba perjudicar a un rival. Ahora se sabe que el asunto iba en serio.

El 9 de septiembre, Oracle ganó en primera instancia la demanda presentada por el departamento federal de Justicia, que quería bloquear la compra hostil de PeopleSoft. Ellison ofrecía ya US$ 21 por acción en efectivo, 31,3% sobre la suma inicial (US$ 16, junio de 2003). Salvo una apelación de los fiscales o una acción de la Comisión Europea –invocando restricciones a la competencia-, Oracle tiene el camino expedito.

Para Wall Street, el intento tiene 70% de posibilidades favorables. Pero hay un problema: la junta directiva de PS todavía desecha la oferta por baja. Además, Craig Conway (CEO de PS y viejo enemigo de Ellison, ex jefe suyo), administró una “píldora envenenada” que sigue trabando cualquier compra hostil y Oracle exige eliminar. Ergo, a menos que aparezcan más accionistas dispuestos a vender, Ellison va a continuar bloqueado, pese a su “leit motiv”: la consolidación en software es inevitable. La gente de Wharton coincide al respecto.

Hasta el momento, el intento mejoraba con el tiempo. Oracle ha dañado un competidor clave, sin costos peligrosos. “PeopleSoft está en aprietos”, afirma el profesor Thoman Lee. Pero Conway es intransigente en cuanto a la independencia de su firma. En reciente reunión con clientes, inclusive reveló haber forjado una alianza con IBM para integrar su software a la plataforma Websphere de Big Blue. “Hemos eclipsado a la competencia”, proclamó.

Mientras tanto, la guerra verbal prosigue. En carta a la junta de PS (10 de septiembre), Jeffrey Henley –presidente de Oracle y títere del CEO, Ellison- manifestó: “Despejada la cuestión antimonopólica, esperamos cerrar la transacción. La respuesta: “Hemos analizado cuidadosamente y rechazado todas las ofertas, inclusive la última, por inadecuada. Ninguna refleja el valor real de PeopleSoft”.

La compañía insiste en volver a enfrentarse judicialmente con el acosador. Por de pronto, el 1 de noviembre va a juicio una demanda -en California- por más de US$ 1.000 millones en daños, perjuicios y punitorios. PS alega que Oracle ha incurrido en prácticas desleales, inclusive una campaña deliberada para engañar clientes y trabar negocios.

¿Qué pasará después? ¿podrá PeopleSoft seguir frenando a Oracle? ¿habrán cambiado las circunstancia que justificaban los ataques de Ellison? ¿o habrá éste desatado una nueva ola de fusiones y adquisiciones?

Otro experto de Wharton, Andrew Metrick, cree que “la gente debe acostumbrarse a la saga Oracle-PS, pues podría durar años. Si la junta de la atacada persiste en rechazar ofertas, Ellison deberá pelear vía interpósitas instancias. No es común encontrarse con egos como los de Ellison y Conway, dispuestos a una guerra interminable… en un mercado que cambia y podría tornarla inútil”.

En verdad, Oracle cree que la consolidación sectorial vía F&A es ineludible y quiere a PS por su amplia cartera de clientes y aplicaciones, claves para administrar recursos humanos y finanzas empresarias. En el juicio, la compañía arguyó –con éxito, gracias a la “oportuna” ayuda de SAP y Microsoft- que realmente precisa absorber PS para competir con ambos gigantes.

Ocurre que el dúo decidió revelar conversaciones tentativas sobre fusión, efectuadas en 2003 sin resultado. Todavía no está claro por qué SAP y Microsoft rompieron el secreto justo a tiempo para beneficiar a Ellison. Algunos sospechan un móvil florentino: debilitar o eliminar a PS porque su base operativa es mejor que la de Oracle. Después, sería fácil deteriorar la posición de ésta partiendo de su punto débil: el negocio de aplicaciones.

Por cierto, el último trimestre, de los cinco que viene durando la guerra, ha generado síntomas negativos. Compañías como Siebel o Lawson Software ha anticipado malos resultados en materia de utilidades para el lapso julio-septiembre y el último cuarto del año. Los empresarios gastan menos y, según revela el “libro beige” de la Reserva Federal, “aumenta la cautela entre los usuarios de software y tecnología informática”.

Esos factores favorecen las F&A. De acuerdo con Merrill Lynch, “Internet y software son dos bolsones tecnológicos que han perdido, desde principios de 2002, apenas 20% de firmas”. En cuanto a la demanda, la consultoría AG Edwards sostiene que los compradores de software “están en huelga” por una causa imaginaria (las exigencias de la ley Sarbanes-Oxley, 2001) y una real, las incertidumbres económicas en EE.UU. o la UE. “No tienen incentivos para elevar presupuestos en TI, especialmente porque no aparecen versiones efectivamente innovadoras”, señala Metrick.

Pese a la lógica involucrada en la consolidación, tal vez esta guerra de desgaste no beneficie a ninguno de los contendientes. Por hoy, Oracle mantiene buenos números, no sin dudas. En el primer trimestre de su ejercicio (junio-agosto), obtuvo ganancias netas por US$ 509 millones sobre ingresos por 2.200 millones. Pero su fuente principal –aplicaciones- cedió 37% en ventas, respecto de un año antes, a US$ 497 millones.

Eso explica las críticas internas. “Casi todos los accionistas entrevistados en los últimos meses están contra la compra de PeopleSoft. Temen problemas de integración”, señala un estudio de la analista sectorial Laura Lederman. La posición de PS es más riesgosa, empero. Al cabo de varios trimestres buenos, en abril-junio obtuvo apenas US$ 647 millones en ingresos y 11 millones en utilidades netas.

Sin quererlo, la larga pelea redunda en ventajas para SAP, actual líder del segmento. “Si Oracle compra –explica Lederman-, beneficiará a los alemanes, pues Ellison no podrá seguir desarrollando la línea PS. A la larga, los clientes deberán optar entre Oracle y SAP, pero ya muchos se han pasado a la líder. Conway ha admitido eso”.

En esta coyuntura, muchos observadores se preguntan si tanto esfuerzo para copar un rival herido valdrá la pena. Contra lo asegurado al principio, ahora Oracle insiste en que no abandonará a los usuarios de PeopleSoft. La clave está en el precio. “Si Ellison vuelve a elevar la oferta –vg., a US$ 26 por acción, 62,5% sobre la inicial-, seguramente provocará una revuelta entre sus propios accionistas mayores”, presume Metrick. “Además, no hay garantía de que Ellison retenga los actuales clientes de Conway”, apunta Lee.

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