Una de las consecuencias –poco analizadas- ha sido una nueva concepción en el desarrollo del negocio de consultoría (este es el tema de una nueva versión anual del Quién es Qué en Consultoría, en la última edición impresa de Mercado).
Los clientes han entendido que, para entender lo que pasa, cubrir las necesidades de talento digital y avanzar en procesos innovadores y de estrategias de desarrollo sustentable, hay que recurrir a los consultores y hacerles nuevas preguntas. Al mismo tiempo, el clásico paradigma de la consultoría está mutando.
Una tendencia que se percibe con nitidez es que los clientes esperan resultados rápidos. El nuevo contexto de incertidumbre ejerce mayor presión y se opta por proyectos más cortos.
La virtualidad y nuevas modalidades de prestación de servicios, en una estructura híbrida, es otra de las tendencias que parece haber llegado para quedarse.
Por supuesto, la transformación digital, la aceleración de los procesos y el trabajar en la incertidumbre –lo cual no es nuevo, pero sí más contundente- es uno de los desafíos más destacados que tuvieron que encarar las consultoras y sus clientes. Una transformación que, por supuesto, no se limita a cuestiones técnicas.
El cambio cultural que trae aparejado este nuevo modelo de trabajo –producto de la digitalización, la experiencia inédita vivida en los social y lo personal, las demandas de las nuevas generaciones y otros tantos factores- es inmenso y acarrea no pocos cimbronazos. En este proceso profundo de reconfiguración transversal, los liderazgos se pusieron a prueba como nunca antes. Además, la ponderación de las aptitudes –y actitudes- dio un vuelco y salen a relucir los elementos más básicos y humanos vinculados a la valoración de cada ser humano y al potencial del trabajo en equipo; cocreación, red, contención, escucha, empatía, flexibilidad, adaptación. En este marco, temáticas como la diversidad, la inclusión, el empleo saludable, así como la necesaria alienación interna a los propósitos corporativos –en línea directa con las demandas de prácticas sustentables en sentido amplio- adquieren una relevancia cada vez más contundente.
(*) Esta nota fue publicada en la edición septiembre-octubre de Mercado.