A partir del 1º de enero, comienza a operar Nokia Siemens Networks (NSN). Este conglomerado combinará las buenas ventas de Siemens (€ 9.200 millones anuales) y las altas utilidades de los fineses. También determinará la eliminación de 9.000 puestos laborales –verdadera clave de la transacción- y dejará una dotación de 60.000 personas.
La preminencia de Nokia se reflejará en la nueva cúpula, cuyo presidente ejecutivo será empero un australiano, Simon Beresford-Wylie, que hasta ahora dirigía la división redes de la firma finesa. La sede social estará en Helsinki. A criterio de varios analistas, esta F&A forma parte de una ola de “consolidaciones” (término comodín si los hay) iniciada en octubre de 2005, cuando la sueca Ericsson –que tiene ya un acuerdo con la japonesa Sony- absorbió la Marconi británica.
En abril de este año, la francesa Alcatel ofreció € 13.400 millones por la norteamericanas Lucent. Ahora, la tendencia parece centrarse en Europa occidental, pero representa una “capitis diminutio” para Siemens, un antiguo emblema de la industria alemana. Klaus Kleinfeld, su director ejecutivo, cederá poder ante el hombre de Nokia. El propio ejecutivo lo admitió y definió la fusión como “instrumento para hacerle frente a Ericsson”. Una compañía que, hace pocos años, parecía condenada a la extinción.
Por supuesto, estas F&A responden a un fenómeno tecnológico: la convergencia entre telefonía inalámbrica y fija, en lo atinente a redes y equipos. Un antecedente fue la venta, por parte de Siemens a los taiwaneses, de Benq, división celular en problemas. La cuestión de los márgenes es crucial: el 8,8% neto registrado en 2005 por Nokia supera varias veces el de los alemanes. Por eso, la noticia de la fusión hizo subir el lunes 6,7% los títulos de Siemens en Fráncfort y sólo 4,2% los de Nokia en Londres.
A juicio del presidente ejecutivo de la compañía finesa, Olli-Pekka Kallasvuo, “el nuevo grupo planteará una competencia muy dura, no sólo en la Unión Europea, bajando rápidamente costos y precios”. El primer objetivo es ofrecer a los megausuarios de equipos (Vodafone, Telekom Mobile, 02) mejores opciones para cubrir los 2.500 millones de abonados hoy existentes alrededor del mundo.
Mientras las sinergias creadas por la fusión pueden llegar a € 1.500 millones anuales de ahorro para 2010, la penetración mundial del futuro conglomerado será decisiva. En la actualidad, 90% de abonados a servicios UMTS emplea sin saberlo tecnologías Nokia o Siemens. Eso mientras la GSM declina, salvo en la periferia. Por su parte, el mercado global de infraestructura en telecomunicaciones mueve unos US$ 65.000 millones cada año.
A partir del 1º de enero, comienza a operar Nokia Siemens Networks (NSN). Este conglomerado combinará las buenas ventas de Siemens (€ 9.200 millones anuales) y las altas utilidades de los fineses. También determinará la eliminación de 9.000 puestos laborales –verdadera clave de la transacción- y dejará una dotación de 60.000 personas.
La preminencia de Nokia se reflejará en la nueva cúpula, cuyo presidente ejecutivo será empero un australiano, Simon Beresford-Wylie, que hasta ahora dirigía la división redes de la firma finesa. La sede social estará en Helsinki. A criterio de varios analistas, esta F&A forma parte de una ola de “consolidaciones” (término comodín si los hay) iniciada en octubre de 2005, cuando la sueca Ericsson –que tiene ya un acuerdo con la japonesa Sony- absorbió la Marconi británica.
En abril de este año, la francesa Alcatel ofreció € 13.400 millones por la norteamericanas Lucent. Ahora, la tendencia parece centrarse en Europa occidental, pero representa una “capitis diminutio” para Siemens, un antiguo emblema de la industria alemana. Klaus Kleinfeld, su director ejecutivo, cederá poder ante el hombre de Nokia. El propio ejecutivo lo admitió y definió la fusión como “instrumento para hacerle frente a Ericsson”. Una compañía que, hace pocos años, parecía condenada a la extinción.
Por supuesto, estas F&A responden a un fenómeno tecnológico: la convergencia entre telefonía inalámbrica y fija, en lo atinente a redes y equipos. Un antecedente fue la venta, por parte de Siemens a los taiwaneses, de Benq, división celular en problemas. La cuestión de los márgenes es crucial: el 8,8% neto registrado en 2005 por Nokia supera varias veces el de los alemanes. Por eso, la noticia de la fusión hizo subir el lunes 6,7% los títulos de Siemens en Fráncfort y sólo 4,2% los de Nokia en Londres.
A juicio del presidente ejecutivo de la compañía finesa, Olli-Pekka Kallasvuo, “el nuevo grupo planteará una competencia muy dura, no sólo en la Unión Europea, bajando rápidamente costos y precios”. El primer objetivo es ofrecer a los megausuarios de equipos (Vodafone, Telekom Mobile, 02) mejores opciones para cubrir los 2.500 millones de abonados hoy existentes alrededor del mundo.
Mientras las sinergias creadas por la fusión pueden llegar a € 1.500 millones anuales de ahorro para 2010, la penetración mundial del futuro conglomerado será decisiva. En la actualidad, 90% de abonados a servicios UMTS emplea sin saberlo tecnologías Nokia o Siemens. Eso mientras la GSM declina, salvo en la periferia. Por su parte, el mercado global de infraestructura en telecomunicaciones mueve unos US$ 65.000 millones cada año.