La adquirente fijó “precio flotante” por la castigada aerolínea hélveta. En tanto, Franz y su colega de Lufthansa, Wolfgang Mayrhuber, firmaban el acuerdo que concluirá en la fusión. La transacción podría involucrar alrededor de US$ 405 millones más acciones en poder del gobierno suizo por 58.800.000.
A ambos montos deberán agregarse unos US$ 347 millones en poder de bancos y otros tenedores institucionales. En total, alrededor de US$ 811 millones. Lufthansa aún no ha estimado la suma resultante del intercambio de acciones.
La operación ha sido autorizada ya por 83% de los accionistas suizos, con Berna al frente (controla 20%). Las dos juntas directivas también aprobaron la toma, que no requería el OK de los accionistas germanos. Entretanto, no han surgido reacciones de tipo nacionalista en la Confederación Helvética, ante el fin de la línea de bandera; quizá porque SIA nunca tuvo la relevancia de Swissair, que quebró hace tres años.
Armar SIA con los restos de la difunta más una línea de cabotaje –que nunca había dado ganancias- le costó al gobierno más de US$ 500 millones. Por supuesto, Lufthansa aseguró que mantendría la marca (no se sabe si Swiss International o Swissair). También conservará el centro operativo de Zürich. En este plano, la unión se parece a AirFrance-KLM, pero se trata de redes comparables, algo que no ocurre entre la alemana y la suiza.
Pese a las intenciones de Lufthansa, varios expertos en el negocio no creen factible mantener Zürich, con los dos centros germanos (Fráncfort, Múnich) a 50 minutos de vuelo. Tampoco ven posibilidades objetivas de que los suizos recobren presencia en rutas de larga distancia, aunque los alemanes les transfieran –como prometen- dos aviones intercontinentales. No obstante, el ingreso hélveta a Star Alliance (Lufthansa, United, SAS y Varig) quizás impulse a British Airways a elevar participación en Iberia, hoy de apenas 10%.
La adquirente fijó “precio flotante” por la castigada aerolínea hélveta. En tanto, Franz y su colega de Lufthansa, Wolfgang Mayrhuber, firmaban el acuerdo que concluirá en la fusión. La transacción podría involucrar alrededor de US$ 405 millones más acciones en poder del gobierno suizo por 58.800.000.
A ambos montos deberán agregarse unos US$ 347 millones en poder de bancos y otros tenedores institucionales. En total, alrededor de US$ 811 millones. Lufthansa aún no ha estimado la suma resultante del intercambio de acciones.
La operación ha sido autorizada ya por 83% de los accionistas suizos, con Berna al frente (controla 20%). Las dos juntas directivas también aprobaron la toma, que no requería el OK de los accionistas germanos. Entretanto, no han surgido reacciones de tipo nacionalista en la Confederación Helvética, ante el fin de la línea de bandera; quizá porque SIA nunca tuvo la relevancia de Swissair, que quebró hace tres años.
Armar SIA con los restos de la difunta más una línea de cabotaje –que nunca había dado ganancias- le costó al gobierno más de US$ 500 millones. Por supuesto, Lufthansa aseguró que mantendría la marca (no se sabe si Swiss International o Swissair). También conservará el centro operativo de Zürich. En este plano, la unión se parece a AirFrance-KLM, pero se trata de redes comparables, algo que no ocurre entre la alemana y la suiza.
Pese a las intenciones de Lufthansa, varios expertos en el negocio no creen factible mantener Zürich, con los dos centros germanos (Fráncfort, Múnich) a 50 minutos de vuelo. Tampoco ven posibilidades objetivas de que los suizos recobren presencia en rutas de larga distancia, aunque los alemanes les transfieran –como prometen- dos aviones intercontinentales. No obstante, el ingreso hélveta a Star Alliance (Lufthansa, United, SAS y Varig) quizás impulse a British Airways a elevar participación en Iberia, hoy de apenas 10%.