Un plan anterior a esta decisión habría contemplado un aumento a 540.000, pero la decisión es reducirlos a 440.000, como lo explica un informe de la consultora Trendsity.
La decisión del gobierno holandés se relaciona con ayudar a reducir la contaminación, lo que convierte al aeropuerto – el tercero más grande de Europa – en el primero del mundo en limitar los vuelos en respuesta al cambio climático. Las razones son el impacto de esta industria en las personas y el medio ambiente, desde el ruido y la contaminación del aire local hasta los gases de efecto invernadero.
Según Greenpeace, la industria es responsable de alrededor del 2% de las emisiones globales. Aún con nuevas tecnologías -incluidos aviones eléctricos para vuelos cortos – y con algunas aerolíneas comenzando a usar combustibles con menos carbono, el gran desafío es descarbonizar a gran escala y reducir los vuelos se presenta hoy como la mejor solución porque es factible teniendo en cuenta el efecto pandemia.
Esta decisión se da en un contexto donde desde hace un par de años la preocupación por el impacto ambiental está llevando a muchas personas en Europa a optar por el viaje en tren, sobre todo teniendo en cuenta los tramos cortos entre las principales ciudades europeas. La decisión de este aeropuerto puede ser el punto de partida para que otros gobiernos europeos se inclinen por medidas similares.