En el mercado del lujo, el informe de Exane BNP Paribas y la consultora VN Fashion Luxury Expertise dice que la ropa es la categoría que define a una marca pero que casi nunca es rentable. Esta categoría, casi siempre conocida como ready-to-wear (RTW) comprende la ropa que uno compra ya lista en las tiendas y online. Con esta categoría las grandes casas de la moda pierden plata. Es la línea que ofrece vemos beneficio comparado con el costo de producirla, especialmente porque ahora la gente tiene infinidad de oportunidades de encontrar variaciones del mismo estilo en toda la gama de precios.
El informe considera que al gran exposición que tiene el RTW es una debilidad estructural porque loa ropa no tiene el mismo valor de reconocimiento de marca que una cartera o un zapato. Cuando los clientes compran una cartera o un zapato de marca lo hacen para comunicar estatus. La ropa no trasmite eso con tanta facilidad. Por eso, dice el informe, es más difícil justificar su alto precio.
Para las marcas, producir ropa es un proceso costoso, y montar un desfile todavía más. Es cada vez más difícil convencer a la gente a que pague el precio completo; para mostrar la colección completa en una tienda por departamentos hace falta mucho espacio en un momento0 en que las tiendas del mundo físico no están atravesando su mejor momento. Todo esto junto significa que la venta de ropa está caída y los márgenes de ganancias son escasísimos.
Surge entonces, la pregunta: ¿Por qué las marcas de lujo siguen fabricando ropa cara? Por lo general, a los ejecutivos de la moda no les gusta hablar de esto en forma directa, pero en una entrevista concedida en 2011, Tom Murry, ex CEO de Calvin Klein, dio una explicación: “No es un negocio que contribuya mucho a las ganancias finales y probablemente no lo sea nunca. Para nosotros es un gasto de marketing pero generamos mucho contenido editorial que se basa en el hecho de estar en el negocio”.