La producción de mineral de la mina creció cinco veces desde 2014 a 13 millones de toneladas al año después de que Newcrest, el grupo minero australiano que la compró en 2010, introdujo medidas para aumentar la productividad.
Todo el sector está aumentando la productividad. La industria redujo inversiones y se concentra ahora en generar efectivo y reparar balances. En el año 2013 las mineras con sede en Londres – Anglo-American, BHP Billiton, Glencore y Rio Tinto – sumaban una deuda neta combinada de US$ 90.000 millones. Semejante deuda ahuyentaba inversores y provocó una crisis que obligó a las dirigencias de las mineras a introducir cambios. A todas menos a Glencore.
Desde entonces la industria minera realizó un gran ejercicio de recorte de costos, bajó el gasto de capital, vendió activos no esenciales, recortó 200.000 puestos de trabajo y aumentó productividad. El resultado es que las cuatro grandes antes mencionadas registraron en 2016 una ganancia combinada de US$ 15.000 millones, un vuelco impresionante comparado con la pérdida de casi US$ 20.000 millones del año anterior.
La gran pregunta de ahora es qué hacer con el dinero. ¿Buscar crecimiento aumentando los planes de expansión o mantener una actitud conservadora? Desde 2013 las grandes mineras han simplificado sus operaciones. Glencore y Rio Tinto vendieron activos. BHP puso sus activos de carbón, manganeso, aluminio y níquel bajo el paraguas de otra empresa para así concentrarse en gran escala a hierro, cobre, gas y petróleo. Actualmente es presionada por el Fondo Elliot para que simplifique aún más su estructura global y venda sus negocios de gas y petróleo en Estados Unidos, pero la minera se niega diciendo que tiene la cartera adecuada de activos.