Se habla mucho, especialmente en los países industrializados, de que la edad de oro del automóvil ya pasó. Se dice que están mermando las ventas, que la llegada de Uber y similares, con sus apps que facilitan el transporte significa que cade vez se van a ver menos autos en las calles y en las rutas.
¿Verdad? Hasta ahora nada de eso. Las calles, en las grandes ciudades de todo el mundo, están cada vez más repletas de autos. Si bien es cierto que las ventas de autos están mermando porque a las generaciones jóvenes les interesa menos ser poseedoras de un vehículolos viajes en auto no desaparecen, se transforman en viajes programados tipo Uber y viajes compartidos. Esos sistemas crecen y llenan igualmente las calles de vehículos. De modo que las ciudades del futuro probablemente vean menos autos estacionados y más en movimiento.
Ese tránsito estará compuesto por taxis autónomos, ue brinden viajes compartidos como alternativa o como complemento del transporte público. También se va a desdibujar la frontera entre transporte público y transporte privado. El ideal, para el medio ambiente, es el transporte público. Pero tener trenes y colectivos complementados por servicios de viajes compartidos sería un panorama mucho mejor que el de cada persona subiéndose a su propio vehículo.
Nada de esto sugiere que los vehículos vayan a desaparecer y que volvamos a una era de caminar y andar en bicicleta.