La creciente digitalización de los autos ha llevado a la industria automotriz al desconocido territorio de los chips., donde tienen poco poder de negociación. En mercados como el del acero y el aluminio los fabricantes de autos tienen el tamaño y el poder para obtener lo que quieren. No así con los chips, donde son enanos frente los gigantes de Silicon Valley.
Eso les ha generado la última crisis, porque ahora dependen de los chips para equipar sus autos, desde el sistema de frenado, pasando por la conducción, el accionar del limpiaparabrisas y el movimientos de los vidrios de las ventanas. Se encuentran actualmente haciendo cola, detrás de los grupos tecnológicos de California, para obtener sus pedidos.
El resultado de esta situación es una escasez crónica de chips que costará miles de millones de dólares a Volksvagen, Toyota y General Motors, que están deteniendo la producción por falta de chips.