Hay tres aerolíneas que desde comienzos de este siglo se convirtieron en las grandes disruptoras dela industria aerocomercial: Emirates. Etihad Airways y Quatar Airways. Las tres cuadruplicaron el número de pasajeros que las usan cada año.
Vienen atrayendo pasajeros con precios competitivos, gran servicio y cabinas de súper lujo. Tanto que han convertido al Golfo Pérsico en un destino importante del tráfico aéreo global. La gente ya las llama “las súperconectoras”.
Pero luego de varios de lo que parecía un crecimiento imparable, las tres aerolíneas de Medio Oriente, las mismas que llegaron para desestabilizar el tráfico aéreo tradicional, se topan con algo que las desestabiliza también a ellas.
Las acosan crisis económicas, políticas y comerciales. La desaceleración económica generada hace dos años por el colapso del precio del petróleo redujo drásticamente la demanda.
Los ataques terroristas en toda Europa y la tensión política sobre los inmigrantes y la seguridad en Estados Unidos golpeó fuerte sus operaciones. Y, finalmente, la Unión de Emiratos Ãrabes es uno de los cuatro países árabes en imponer un embargo a Katar acusándola de defender el terrorismo.
Además están los competidores que les disputan las rutas más codiciadas. . Por lo tanto se ven obligadas a justificar un modelo de negocios creado alrededor de hubs ubicados en regiones muy volátiles.
Esta inestabilidad les afecta las ganancias que, según el pronóstico de la IATA, se reducirán a la mitad.