Las aerolíneas más grandes del mundo obtienen cada vez más ganancias a partir de lo que llaman productos o servicios complementarios. Eso incluye, equipaje, alimentos y hasta reservas de hoteles.
Las 10 aerolíneas principales, ordenadas por ingresos secundarios, generaron US$ 2.100 millones. Entre los grupos más exitosos en venta de este tipo de productos figura United, que el año pasado generó US$ 6.200 millones. Delta, que recaudó USW$ 5.170 millones y American, US$ 4.900 millones.
La tendencia no es nueva, pero se incrementó notablemente en los últimos tiempos mientras las compañías buscan compensar el dinero perdido con la caída en los precios de los pasajes. La novedad, sin embargo, es el grado de creatividad que aplican para cobrar servicios por fuera el valor del pasaje. Licitan asientos en lugares ligeramente superiores, ofrecen millas, acceso al salón VIP o reservas de hoteles.
Todo esto ha desdibujado un poco la línea demarcatoria entre las aerolíneas convencionales y las low cost. Y ha despertado también la indignación generalizada de los pasajeros, especialmente de aquellos que viajan en clase económica. Prácticamente todas las mejoras que las aerolíneas anuncian han introducido a sus aviones están dirigidas a quienes viajan en primera clase o en clase ejecutiva. quedan afuera sienten que las aerolíneas no los han tenido en cuenta para las mejoras y, por el contrario, le cobran lo que antes venía incorporado con el pasaje.