La emblemática cabina telefónica inglesa, de color rojo y con vidrio repartido, sigue presente en la era del teléfono celular.
A casi un siglo de su creación en 1924, las cabinas telefónicas inglesas, con su clásico color rojo, se han vuelto obsoletas ahora que casi todo el mundo lleva en el bolsillo un teléfono celular.
Muchas de ellas – de la infinita cantidad que se diseminaba por todo el Reino Unido – han sido vendidas a países extranjeros que a su vez las ofrecen como artículo exótico para muchas aplicaciones.
Pero las que quedan en las ciudades británicas, especialmente Londres, restauradas y pintadas a nuevo, sirven una cantidad de otros propósitos. La compañía que las controla está encarando ahora un nuevo esfuerzo para entusiasmar a las comunidades a adoptarlas y transformarlas en otra cosa.
La compañía telefónica BT originalmente las puso en el mercado en 2008. Algunas se han convertido en mini-negocios, mini-restaurantes y hasta en estudios fotográficos.
El Community Heartbeat Trust adoptó alrededor de 000 cabinas en todo el Reino Unido y les colocó dentro desfibriladores para que personas que sufren un ataque cardíaco en la calle. Explican que las cabinas son ideales porque por lo general están en el centro, son claramente distinguibles y hasta aparecen en los planos turísticos.
El empresario Edward Ottewell compró unas 124 y ahora las alquila. El fotógrafo Chris Wood comenzó alquilando una cabina cerca del Museo Británico para que los turistas se saquen fotos usando como fondo la corona inglesa.
En la década del 80 las autoridades las reemplazaron por otras menos fotogénicas, pero de un total de 31.000 cabinas que quedan en todo el país, alrededor de 5.000 son las rojas. Algunas son bibliotecas públicas, otras son puestos de comida o ventas de café al paso. Las aplicaciones son casi infinitas.
