Suntory Beverage & Food Limited es un grupo multinacional japonés de producción de licores. Desde 1899 distribuye bebidas alcohólicas en el país y fabrica, entre otros, el whisky Yamazaki, que hizo conocer la marca en todo el mundo.
Ahora que en ese país se está relajando el estado de emergencia que había vaciado bares, restaurantes y clubes de karaoke, el panorama para el negocio de las bebidas es de una prolongada, su CEO, Takeshi Niinami confía en la innovación como único camino para estimular el mercado.
Si los clientes tienen menos dinero durante esta crisis no van a pagar altos precios por bebidas premium. Si las grandes reuniones están restringidas, la socialización se hará en pequeños grupos o no se hará. Todo esto preocupa al jefe del grupo de bebidas espirituosas.
Para salir adelante, Niinami cree que los fabricantes de licores tienen que ser imaginativos. Suntory se abrió camino innovando en crisis anteriores, pero con esta el desafío es monstruoso. La pandemia ha derrumbado el modelo de negocio de los bares . “No debemos bajar los brazos. Debemos ser creativos en las formas en que la gente se puede conectar. Nosotros estamos pensando en nuevas ocasiones para que la gente se reúna y en qué les podemos ofrecer. Un nuevo cóctel, por ejemplo. Algo que levante los espíritus”. Pero la adaptación puede ser costosa para compañías con marketing y modelos de distribución tradicionales.
Lo que se pregunta Suntory y otras destilerías es qué va a pasar con el mercado premium en la era de la pandemia, cuando la gente tiene menos oportunidad de conocer nuevas bebidas como ocurre en los bares. Las compañías de bebidas, como Diageo y Pernod Ricard, obtienen la tercera parte de sus ventas por volumen en bares y más de la mitad de sus ventas por valor, según Morgan Stanley. Los precios son más altos en los bares y los baristas, además, instan a sus clientes a probar nuevas bebidas.
