<p>En 2011, las ventas de automóviles y camionetas habrán excedido los 12.500.000 en Estados Unidos. Bastante más que los 11.600.000 de 2010 y los 10.400.000 de 2009. Si bien los pronósticos más optimistas para el año entrante hablan de ventas superiores a 14.000.000, la cifra queda aún lejos del récord de 2000. Esto es, 17.300.000 de unidades.<br />
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Por cierto, la cantidad registrada en 2011 pudo haber sido mayor de no haber mediado las catástrofes japonesas de marzo. La mezcla de maremotos, desastres nucleares e inundaciones (Tailandia, inclusive) obligó a Toyota, Honda y Nissan a reducir producción en casi todas sus plantas alrededor del mundo. <br />
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Mientras tanto, las ventas han crecido más rápido en países emergentes (China, India, Brasil, Argentina). En los dos primeros, desde 2001 la tasa anual promedia 23 y 15%. Éstas debieran ser excelentes noticias para empresas estadounidenses que han reducido operaciones para elevar rentabilidad. General Motors, Ford Motor y Fiat-Chrysler, en efecto, recobraron porciones de mercado a costa de sus rivales japoneses. <br />
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En diciembre, las tres hermanas de Detroit van en vías de acumular una cantidad de buenos desempeños trimestrales. Ahora, evitar que eso sea un fenómeno efímero depende de un número de incógnitas.<br />
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Entre ellas, en tanto su producción vuelve a lo normal, ¿los japoneses buscarán recobrar mercados? En lo tocante a los norteamericanos ¿mantendrán el foco en el desarrollo de innovaciones y los precios competitivos? ¿Hasta qué punto la veloz introducción de modelos seguirá siendo clave?<br />
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Por otra parte ¿cómo las automotrices se las arreglarán para diferenciar sus productos en precio y volumen? Dicho de otro modo, ¿que harán para asegurar que cada programa depare retornos interesantes sobre el capital invertido? Básicamente ¿podrán las automotrices estadounidenses centradas en el mercado nacional cubrirse contra riesgos de ruptura? Por ejemplo, en las cadenas de abastecimiento.<br />
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Las compañías también encaran desafíos tecnológicos. Por ejemplo, adelantos en materia de frenos, propulsión, sensores y demás áreas críticas. Se trata de factores que llevarán a vehículos automanejados, tarde o temprano. En zonas urbanas, esas innovaciones podrían ordenar el flujo de tráfico y evitar accidentes mediante mayor coordinación. Obviamente, algunos de esos objetivos van más allá del corto plazo.<br />
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Por otro lado, las comunicaciones móviles y sus tecnologías continúan innovando en materia de telefonía, GPS y hasta entretenimiento. Tanto fabricantes de equipos originales (OEM) como proveedores deberán anticiparse a tecnologías novedosas que justifiquen sus costos. Sin duda, cualquier monto que el usuario esté dispuesto a pagar definirá el potencial de éxito para una innovación. <br />
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Industria automotriz: un 2011 con altibajos
Tanto para fabricantes cuanto para proveedores, el año que termina significó un lapso de resultados buenos y malos. A juicio de Detroit, quedan para 2012 o más allá- varias preguntas sin respuesta, en especial referentes a demanda y a innovaciones.