domingo, 24 de noviembre de 2024

Hay una revolución en la construcción en madera

spot_img

Edificios cada vez más altos y gran ahorro energético. La transición energética es un proceso que busca reducir las emisiones de CO2 y avanzar hacia un mundo más sustentable. Es ahí donde la madera y sus productos derivados tienen un rol fundamental para el desarrollo de la bioeconomía.

CADAMDA promueve el uso de la madera como material de la construcción sustentable del futuro porque – entre otros beneficios y especialmente pensando en la coyuntura argentina actual que requiere máximo ahorro de energía – presenta ventajas importantes respecto de otros materiales al ser el material que menor cantidad de energía requiere en su producción y el único que almacena carbono.

Además, las tecnologías que emplean madera presentan mejores condiciones para lograr construcciones con un mejor funcionamiento térmico logrando, con diseños adecuados, ahorros energéticos que pueden están cercanos al 50%.

Climas extremos, falta de combustibles y precios por las nubes. Suba de tarifas y la concreta necesidad de calentar o enfriar los ambientes es cada vez un problema más evidente y oneroso de resolver. El cambio climático se ha transformado en un espiral en el que, en pocas décadas, los climas habituales de diversas regiones han cambiado a cifras mucho más extremas. Es decir, a más calor, más aire acondicionado y mayor consumo de energía. Por ende, más calentamiento global y más calor.

Son pocas las soluciones a mano y el uso de la madera es una de ellas. La madera tiene la capacidad de absorber la humedad dentro de la casa y devolverla gradualmente. No tiene inercia térmica, por lo cual, en condición de verano se enfría rápidamente con buena ventilación. En invierno, al estar bien asilada, retiene por mayor tiempo la energía térmica. Así se ahorra energía. La madera no sólo es parte de la naturaleza, sino que su utilización es beneficiosa para el medio ambiente.

La madera utilizada en la construcción sustentable proviene de plantaciones certificadas internacionalmente (no de bosques nativos) y mientras los árboles están en pie, funcionan como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento. Luego, la madera utilizada en las estructuras, paredes, muebles, techos, pisos y todo donde se pueda, no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos, sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Y como si fuera poco, para su disposición final, es reutilizable y reciclable.

Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y desarrollo económico.

Argentina tiene actualmente un patrimonio de alrededor de 50 millones de bosques nativos y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, alrededor de un 50% de ellas certificadas con sellos por gestión sostenible reconocidos internacionalmente. La foresto-industria de Argentina se provee en un 95% de madera proveniente de dichas plantaciones.

El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Todos productos con muy baja huella de carbono y necesarios para la descarbonización de la economía. Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas, la foresto-industria emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO