<p>Según un escueto comunicado difundido desde Detroit este jueves, la automotriz se desprende virtualmente de casi todos los activos que coordinaba desde Zürich GM Europe (que también distribuye marcas como Chevrolet o Buick). Esto incluye, claro, el pase a Magna-Gaz/Sbyerbank de Opel-Vauxhall.</p>
<p>Ese desenlace culmina una especie de culebrón por entregas, iniciado al decidir GM –entonces en concurso- vender Opel-Vauxhall. En esa fase, el aspirante favorito era Fiat, seguido de MGS. Éste tenía dos inconvenientes. Uno es la influencia de Olyeg Dyeripaska, un magnate vinculado a los negocios privados Vladyímir Putin, vía Sbyerbank.</p>
<p>El orto problemas se relaciona con el riesgo de que ciertas plataformas y tecnologías patentadas sean copiadas por los rusos u otros rivales de GM. Pero una especie de pacto implícito entre MGS y el gobierno alemán, en pro de MGS, forzó finalmente la mano de la compañía y ésta cedió.</p>
<p>Un acuerdo preliminar determina una estructura societaria y de control en lo que será una empresa autónoma. Aparentemente, la nueva firma se llamará Opel a secas. Esto implica una vuelta al nombre fundacional de 1906.</p>
<p>Como en la primera oferta, el personal retendrá 10% del paquete y el gobierno federal germano aportará un total de € 4.300 millones en efectivo y garantías para financiar la transición. De ese momento ya entregó € 1.500 millones.</p>
<p>El comunicado de Detroit aclara que restan varios temas fundamentales para resolver y ello llevará algunas semanas. Uno es el apoyo sindical por escrito a la restructuración de Opel. Esto puede tomar meses, pues involucra la eventual escisión de Vauxhall (dos plantas en Bretaña) y el destino de las fábricas Opel fuera de Alemania.<br />
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GM vende 55% en Opel-Vauxhall a Magna-Gaz
El porcentaje era harto conocido desde el principio de esta historia. Lo inesperado es que, a días de una redonda negativa, General Motors haya cambiado tan radicalmente de idea sobre el consorcio austrorrusocanadiense.