Era la tercera vez, en la centenaria vida de Fiat, que la cúpula sedaba cita fuera de Turín. La primera fue en 1989, cuando la convocó Giovanni Agnelli en Nueva York. La segunda, reciente, fue en Maranello, tras de que Ferrari ganara un campeonato.
Ahora, el motivo parece más relevante y se relaciona con la futura relación entre Fiat y Daimler. Vale decir, otro paso en la complicada estrategia internacional del grupo italiano.
Pero, por ahora, no se conoce nada en concreto. Salvo que, según medios alemanes, ambas conducciones sopesan una especie de complementación entre líneas de precio. Para Mercedes, sería un forma de competir con Volkswagen-Audi, controladas por Porsche, sin sacrificar la imagen de marca.
Era la tercera vez, en la centenaria vida de Fiat, que la cúpula sedaba cita fuera de Turín. La primera fue en 1989, cuando la convocó Giovanni Agnelli en Nueva York. La segunda, reciente, fue en Maranello, tras de que Ferrari ganara un campeonato.
Ahora, el motivo parece más relevante y se relaciona con la futura relación entre Fiat y Daimler. Vale decir, otro paso en la complicada estrategia internacional del grupo italiano.
Pero, por ahora, no se conoce nada en concreto. Salvo que, según medios alemanes, ambas conducciones sopesan una especie de complementación entre líneas de precio. Para Mercedes, sería un forma de competir con Volkswagen-Audi, controladas por Porsche, sin sacrificar la imagen de marca.