El retorno de Faith Popcorn

Se hizo mundialmente famosa en la década final del siglo pasado. Prácticamente creó una nueva especialidad: el trend-spotting. Su especialidad era avizorar tendencias o pronosticarlas, que podían hacer la fortuna –o la ruina- de sus clientes.

Fue ella quien en 1988 le dijo a Kodak: el futuro es digital (la despidieron). Su especialidad fue imitada, copiada, e incluso desarrollada por muchos otros. Pero su consultora, ahora con mucho más bajo perfil, siguió indagando acerca de las sorpresas que prepara el futuro. Sus radares detectan cuando comienzan a emerger grandes cambios que cambiarán el escenario de los consumidores.

Ahora ha vuelto a aparecer de modo notorio y su predicción no es nada tranquilizadora.

Viene la hora de los robots y en poco tiempo más –asegura Popcorn- estaremos interactuando con ellos y hasta –en alguna medida- formarán parte de nuestro cuerpo.

Así enumera: Google inventó unos lentes de contacto que miden azúcar en sangre. Los suecos desarrollaron un chip que permite a los empleados abrir las puertas de la oficina con el dedo índice. En España, un sobreviviente de cáncer tiene un pecho de titanio impreso en 3D.

Los científicos desarrollan extremidades artificiales –y otras partes del cuerpo- controladas por la mente, no por los músculos.

En el Royal Melbourne Institute of Technology, los investigadores han desarrollado la primera célula de memoria electrónica. Es decir –sigue Popcorn- que el cerebro biónico pronto puede ser una realidad, que aún sirva a las personas normales, ya que les permitiría ampliar la memoria. Un implante cerebral –wireless– del tamaño de un grano de arroz es más que una fantasia. Es una perspectiva posible en no demasiado tiempo. Fácil es de imaginar el efecto negativo que tendrían estos desarrollos sobre la multimillonaria industria farmacéutica, si no se adaptan o giran a tiempo para entender la nueva realidad que se avecina.

Lo inquietante es que la reingeniería no es territorio exclusivo del cuerpo humano. Abarcará también a la mente, el alma, el espíritu de los transplantados. El destino del ser humano puede ser totalmente distinto.

En cuanto a los otros robots, máquinas con inteligencia para hacer trabajo reservado hoy a los humanos, es una realidad que avanza velozmente de modo cotidiano. No solo en las industrias de todo tipo; también en el hogar.

En suma, y esta es la advertencia preocupante; los humanos se robotizan, y los robots se humanizan. El ADN está en proceso de transformación.

 

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