domingo, 24 de noviembre de 2024

El reciclaje como aliado de la economía circular

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En Argentina el 4% de los residuos se recicla efectivamente. El 94% restante termina en rellenos sanitarios, basurales a cielo abierto y en el ambiente en general. Lo curioso es que de este 94%, más de la mitad es recuperable.

Por Florencia Benedicto (*)

 

El problema de los residuos es tanto económico como social y ambiental. Desde los costos de gestión hasta el cambio climático, podemos encontrar numerosas problemáticas relacionadas con la generación de residuos. Este contexto del que venimos es preocupante, y tenemos que accionar para poder cambiarlo. Pero para eso, tenemos que saber hacia dónde vamos.

 

La economía circular aparece como una respuesta integral a este problema. Se trata de un modelo, una forma de hacer negocios y hasta de vivir, en donde prácticamente todo residuo puede ser transformado en un recurso.

 

Intenta que los materiales y recursos se mantengan en el ciclo productivo durante el mayor tiempo posible, sin perder su valor y conservando su vida útil. No desecha el producto final ni lo considera basura, sino todo lo contrario, lo utiliza como recurso para un nuevo ciclo de vida.

 

Además, dentro de los procesos, busca nuevas fuentes de recursos y de energía, para permitirle a los ecosistemas contar con los tiempos necesarios para regenerarse y conservarse en el tiempo.

 

La regla de las 5 R es una muy buena herramienta práctica para implementar la economía circular en todos sus ámbitos de influencia, no solamente en el trabajo. Rediseñar, reducir, reparar, reutilizar y reciclar, son los pasos a seguir para migrar a este nuevo modelo económico.

Si bien el reciclaje es la última “R” a la cual acudimos, es esencial y uno de los grandes aliados de la economía circular. Reciclar es convertir un residuo en un recurso.

Cuando reciclamos lo que estamos haciendo es darle una segunda vida a un residuo para utilizarlo como materia prima para fabricar otro producto, reinsertándolo en la industria. Algo que en principio se iba a descartar y enviar a enterrar, lo recuperamos, lo valorizamos y lo convertimos en un nuevo producto o encompost o biogás, si se trata de residuos orgánicos.

Reciclar nos permite optimizar los recursos naturales porque dejamos de utilizar recursos vírgenes de la tierra para utilizar los residuos en su lugar. Según la ONU, por cada tonelada de papel reciclado, se pueden salvar 17 árboles y un 50 % de agua en comparación con la fabricación del mismo producto en base a materia prima virgen. Para fabricar latas de aluminio, evitamos el consumo de agua, energía y otros insumos utilizando los residuos provenientes de viejas latas u otros productos del mismo material. Lo mismo sucede con el plástico, dejamos de extraer petróleo y utilizamos, plástico recuperado.

Además, reciclando disminuimos la cantidad de residuos que enviamos a rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto que contaminan el aire, las napas subterráneas, generan enfermedades a los habitantes de los asentamientos que se forman en la zona y sobre todo también reducimos la cantidad de gases de efecto invernadero que emite la basura.

Reciclando también generamos puestos de trabajo, para separar los residuos y acondicionarlos para enviarlos a la industria recicladora; también generamos conciencia a la comunidad sobre la importancia de reducir los residuos y sobre cómo separarlos para que puedan ser aprovechados.

 

Por último, reciclar contribuye a la economía. Los residuos reciclables tienen un valor económico para el mercado, y tienen gran demanda por parte de las industrias recicladoras. En general, los costos de producir a partir de residuos reciclables son más bajos que los de producir a partir de materia prima virgen y que pase esto en la práctica es buenísimo.

 

(*) Co-fundadora de GEA Sustentable @geasustentable.

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