jueves, 21 de noviembre de 2024

Dudas que plantea el plan Obama

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La magia de las propuestas sobre regulación de emisiones de dióxido de carbono podría desaparecer sin financiamiento directo para investigación  y desarrollo. 

Esta semana el presidente Obama mereció elogios de todo el mundo con el anuncio de un plan para contener el cambio climático con nuevas regulaciones a las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Lo que no se ve con claridad es si sólo las regulaciones podrán fomentar la innovación capaz de resolver ese cambio climático. Según la opinión de varios académicos interesados en el problema, si se va a hacer un esfuerzo regulatorio, deberá haber un esfuerzo paralelo en innovación tecnológica para mejorar la capacidad de lograr las metas.
 
De todos modos, está claro que el nuevo plan representa un retroceso en los proyectos que Obama enunciaba al comenzar su primer mandato como presidente, cambio que fue provocado por una economía en dificultades y un congreso dividido. En el proyecto de estímulos de 2009, la administración reclamaba y obtenía cientos de millones de dólares para investigar y avanzar en nuevas tecnologías de generación de energía. Pero el presupuesto 2014 de Obama prevé solo un modesto aumento en el gasto de I&D, e incluso eso tendrá un tránsito difícil por el Congreso. Además el esquema regulatorio propuesto para limitar las emisiones de   de las plantas energéticas es mucho más pequeño en alcance que la legislación de cap-and-trade que propuso el presidente alguna vez. 
Las regulaciones, sumadas a los tratados internacionales, han tenido bastante impacto en el pasado, pero controlar las emisiones de CO2 es un problema mucho más grande y más difícil. Hay otros factores que limitarán el alcance de las  regulaciones que Obama  propone en el Clean Air Act (ley de aire limpio). Eso, a su vez, limitará la innovación que pueden generar. 
El proceso para desarrollar regulaciones que propone la ley de aire limpio podría hacer más difícil el logro de grandes reducciones en CO2. Los detalles estarán determinados por una serie de propuestas, reuniones con servicios públicos y otros stakeholders y también por limitaciones legales.  En definitiva este proceso podría debilitar las regulaciones o incluso bloquearlas. Con toda seguridad, al menos, demorará su implementación hasta bastante después del fin del mandato presidencial de Obama, quien tal vez sea reemplazado por alguien que no opina lo mismo.

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