<p>En lugar de incorporar en acta a cada acreedor, como requieren los acuerdos preempaquetados, el grupo de trabajo se apoyará en el compromiso de aportar dinero del contribuyente. Muchos expertos ven en Washington al único prestamista de última instancia con liquidez suficiente, con o sin quiebra.</p>
<p>En esas condiciones, el gobierno tiene enorme poder. Si retira el apoyo fiduciario, todo se vendrá abajo. Hasta puede, por ejemplo, quitarle al ex director ejecutivo Richard Wagoneer los US$ 20 millones que se asignó con indemnización, pues GM no da ganancias desde 2004.</p>
<p>Como si hiciera falta aclararlo, Fritz Henderson –era hombre de Wagoneer- sostuvo que “las presiones federales nos llevaron al borde del desastre”. Como si no hubiesen mediado años de errores estratégico y mal marketing. Por ejemplo, en 2003 la firma pagó una multa de US$ 2.000 millones por dejar caer la fusión con la misma Fiat que, hoy, rescata a Chrysler-Cerberus.</p>
<p>En teoría, hay hasta el 1º de junio para presentar un programa aceptable. Pero este nuevo intento comporta un cambio en la política oficial hacia el sector privado no financiero. Hasta ahora, en efecto, el estado intervenía cuando ya no quedaban salidas. Esta nueva opción es “sui generis” y toma elementos del rescate bancario. </p>
<p>Su objeto es crear una GM exenta de obligaciones y activos poco rentables, tal vez vía una liquidación parcial. Esto se conoce como el “modelo banco sano/banco malo”, un esquema que irritará a quienes les quepan acreencias sobre el banco malo.</p>
<p>Según el plan en elaboración, General Motors pedirá una quiera controlada. Ello le permitirá una rápida venta de activos deseables para luego conformar otra firma, según la sección 363 del título XI (ley federal de concursos). El conjunto incluye, entre otros, las marcas Chevrolet, Cadillac, etc., más lo necesario para seguir operando. El resto –camionetas Hummer, plantas no rentables- pasaría a la “compañía mala”.</p>
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Dividirían GM para salvarla del colapso
El gobierno federal quizás imponga a General Motors una quiebra controlada a medio camino entre una bancarrota negociada y la liquidación lisa y llana. Clave: se ofrecerá a los acreedores escindir en dos la compañía.