<p> Al adoptar coches chicos y poner en segundo plano los mal llamados <em>vehículos utilitarios deportivos</em> (VUD) o “traganafta”, el sector –particularmente General Motors y Ford- intentan preservar puestos laborales y volver a prosperar. Sus esfuerzos, por cierto, ya se notan en el mercado: el Fiesta de la segunda firma fue el subcompacto más vendido en el primer cuadrimestre del año en EE.UU. Mientras, el <em>Chevrolet Cruze</em> superó al resto en abril. Sólo se mantuvo al frente del segmento el <em>Honda Civic</em>.</p>
<div>Siguiendo en abril, casi uno de cuatro vehículo vendidos en EE.UU. era compacto o subcompacto, contra uno de ocho en 2002. Entre las unidades colocadas el mes anterior, un 27% eran modelos norteamericanos, mientras un año antes la proporción no pasaba de 20% en mayo de 2010.<br />
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<div>La transformación en Detroit proviene de la peor crisis sistémica sufrida por la América anglosajona desde los años 30. Pero hubo otras circunstancias, algunas de ellas negatgivas. Por ejemplo, las amplias concesiones en materia de salarios y beneficios que la recesión o las bancarrotas de GM y Chrysler arrancaron a United Auto Workers.</div>
<div>El gobierno de Barack Obama aprovechó para encaminarlas por la senda de la eficiencia en cuanto a eficiencia de combustibles. Por el contrario, Toyota, Honda, Nissan, Kia o Daewoo se dejaron estar y tardaron en notar los cambios en la psicología del usuario norteamericano.<br />
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<div>Olvidaron décadas de fabricar autos compactos, sí, pero tan desoladoramente incapaces de competir como el Vega (GM) o el Pinto (Ford). Hoy dedican sus recursos mundiales a producir modelos atractivos, menos consumidores y munidos de tecnología. La hermana menor de Detroit, Chrysler, demoró en emular a las otras. Pero, justamente la semana pasada, Fiat Auto recompró la porción del paquete al gobierno y, controlando ya 52%, se lanzará a competir desde 2012.</div>
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Detroit se dedica ahora a vehículos más chicos
Tras años cediendo ante japoneses o surcoreanos, la industria norteamericana incorpora modelos más pequeños a su estrategia central. Objeto: capitalizar el cambio en las preferencias del usuario, causado por el alza de combustibles fósiles.