<p>Sin embargo, las culturas van cambiando. Están comenzando a aceptar el fracaso. Y así, los emprendedores en todo el mundo vuelven a intentar una y otra vez. En el proceso, van creciendo y adquiriendo más sabiduría y, al final, tienen éxito. <br />
<br />
En otros terrenos fuera de Internet, sin embargo, el panorama es más complejo, con las tecnologías creciendo en forma exponencial. Hoy hay otros cambios de ciencia e ingeniería avanzando a toda velocidad, como la robótica, la biología sintética, medicina y nanomateriales. Los emprendedores tienen aquí un enorme campo para actuar. Pero entender esas diversas tecnologías no es algo para los más jóvenes. Quienes abandonan la universidad pueden saber todo sobre medios sociales, pero es poco probable que entiendan las complejidades de la nanotecnología y la inteligencia artificial como los que les llevan algunos años. Se trata de tecnologías complejas que requieren no sólo una fuerte educación sino también la habilidad de trabajar en muchos cambos a la vez y colaborar con pares intelectuales en diferentes disciplinas de ciencia e ingeniería. Dadas todas estas nuevas complejidades en ciencias, no sorprende que los innovadores sean un poco mayores. <br />
<br />
La realidad es que no hay edad para la innovación. Los jóvenes y los viejos pueden innovar. Los jóvenes dominan la nueva era del desarrollo de software, y el software será una fuerza clave en la convergencia de otras tecnologías que se expanden exponencialmente. Por eso necesitamos a los jóvenes, pero también a los emprendedores mayores para desarrollar soluciones interdisciplinarias que resuelvan los grandes desafíos de la humanidad. <br />
<br />
<em>Extracto de un ensayo de Vivek Wadhwa, vicepresidente de innovación de la Universidad de Stanford. Wadhwa tiene 54 años. </em></p>
<p>Los capitalistas de riesgo en Silicon Valley prefieren financiar a los jóvenes. Se ha popularizado la idea de que si tienen más de 35 son demasiado viejos para innovar. En realidad, el perfil del emprendedor “perfecto que está evolucionando es así: lo suficientemente inteligente para entrar a Harvard o Stanford y lo suficientemente sabio para abandonar los estudios. Algunas figuras prominentes hasta están invitando a jóvenes talentosos a no ir a la universidad para, supuestamente, no malgastar su juventud estudiando. <br />
<br />
Hasta cierto punto, el culto que ha construido Silicon Valley alrededor de los jóvenes tiene sentido, especialmente en lo que respecta a Internet y tecnología móvil. Los jóvenes tienen una enorme ventaja porque no están enredados con el pasado. Los trabajadores más viejos son expertos en constr4uir y mantener sistemas en arquitecturas y lenguajes de computación viejos. Ganan mucho más. ¿Por qué un empleador contrataría a un trabajador con 20 años de experiencia irrelevante cuando puede contratar a un recién graduado por la mitad del sueldo? Ese recién graduado seguramente traerá además ideas frescas y tendrá más tiempo para la empresa. <br />
Estos nuevos graduados crecieron en una era cuando todo el mundo se interconectaba. Para ellos, el mundo es una gigantesca red.<br />
<br />
Los jóvenes entienden los límites del mundo Web pero no conocen sus propios límites. Eso genera una poderosa combinación. Como no conocen qué no es posible, los nuevos Zuckerbergs pueden encontrar soluciones nuevas a problemas viejos. Por eso se ponen al frente de compañías web de tecnología móvil, entre otras cosas. Pero para que las ideas se transformen en emprendimientos exitosos hay que trabajar con otros, obtener financiamiento, entender de mercados, de precios y de canales de distribución. O sea, hace falta habilidades de gerenciamiento y madurez. Eso viene con educación, experiencia y edad.</p>
<p>¿Están equivocados entonces los capitalistas de riesgo cuando financian compañías con CEOs veinteañeros? El estudio realizado por la Fundación Kauffman descubrió que durante el período cuando la financiación de jóvenes emprendedores tecnológico se volvió la norma – de 1997 a 2007 – el negocio del riesgo creció enormemente. <br />
<br />
Pero los retornos se estancaron y luego cayeron precipitadamente. Cuando se analizan emprendedores en India, Irlanda, Brasil y otras partes del mundo, uno puede encontrar las mismas dinámicas en juego. Los jóvenes tienen ideas extravagantes, pero es la gente algo mayor quien logra éxito en los negocios. En todos esos países, el emprendimiento joven crece. Y, como en Estados Unidos, la mayoría de esos negocios fracasa. Eso está bien cuando uno puede aprender de sus errores y empezar de nuevo, una y otra vez. Pero en muchos lugares, cuando uno fracasa no tiene una segunda oportunidad. <br />
</p>