Al igual que en el matrimonio, muchos socios empiezan con entusiasmo y grandes expectativas pero sólo para terminar en discusiones y problemas legales. Es crucial saber todo lo que se pueda sobre el posible socio y sobre la situación de nuestro emprendimiento para saber si conviene o no asociarse. Desde el estado financiero hasta si hay o no química fuera de la oficina.
¿Qué necesito de un socio?
Asociarse es una decisión estratégica y comercial como cualquier otra. Por eso hay que pensarla desde el mismo punto de vista que se piensa una inversión, una campaña de marketing, una asociación estratégica o el lanzamiento de un producto. Siempre es conveniente buscar socios que aporten algo novedoso al negocio. Si nosotros somos creativos quizás convenga buscar un socio orientado a los resultados o la ejecución. Si nosotros contamos con capital, hay que buscar socios con una buena red de contactos o con acceso a distintos mercados. De la misma forma un socio con buenas habilidades interpersonales y carisma puede llenar el vacío de una compañía con un líder más enfocado en los fríos números y los balances para darle equilibrio a la sociedad. Si no podemos nombrar qué necesitamos de un socio o sólo nos vamos a asociar por la comodidad de tener a alguien parecido a nosotros, mejor dejar pasar de largo la oportunidad. Por el contrario, si a menudo tenemos problemas que no podemos resolver quizás es momento de mirar a otros lado en busca de compañía que complemente y llene ese vacío. En resumen, no asociarse porque sí.
¿Están en la misma sintonía?
No es necesario que dos o más socios trabajen la misma cantidad de tiempo o aporten el mismo capital. El balance no viene por ese lado sino por las expectativas. Los socios deben estar de acuerdo respecto a qué espera uno del otro en relación a las horas trabajadas, el aporte financiero, la toma de decisiones, la visión y la misión de la compañía o la filosofía de trabajo. En general lo más recomendable es que los socios estén de acuerdo respecto al compromiso que van a poner en el emprendimiento. No estar en la misma sintonía con el socio, sin importar la calidad de su trabajo o la buena relación personal, suele terminar en desastre porque uno o más socios están proyectando dos empresas distintas pero trabajando en la misma.
Incluso hay que pensar en las condiciones de vida del posible socio que puedan interferir con el compromiso en la empresa. Hay que ser honesto y plantear la posibilidad de que el otro socio planee tener familia o tenga en vistas un viaje por varios meses y cómo eso afecta al proyecto en común.
Probar antes de comprar
No es obligatorio asociarse con alguien en el proyecto más importante o más redituable. En efecto, es recomendable empezar con pequeños emprendimientos y asociaciones para poner a prueba la química personal y la eficacia del trabajo en equipo. Una prueba piloto permite ver hasta qué punto puede funcionar o no una posible asociación futura en un proyecto de mayor envergadura. También hay que llevar la prueba a otros ámbitos fuera del laboral. Invitar a un posible socio a hacer un viaje de negocios a alguna conferencia o compartir salidas de ocio es una buena forma de probar la relación inter personal y conocer al futuro socio en la faceta humana.