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<p>Hace unos diez años, el sector de juegos informáticos japonés era número uno en el mundo. Sus empresas crearon más de la mitad de los cincuenta mayores éxitos. En 2002, reivindicaba una participación de casi 50% en ventas globales. Ya no es así. Nintendo continúa con sus increíbles triunfos, pero ya no hay más que unos pocos productos japoneses en los cincuenta primeros puestos. La porción nipona ha bajado a 10% de un mercado que mueve US$ 60.000 millones anuales. <br />
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“Hemos dejado esfumarse nuestro liderazgo tecnológico –sostiene Inafune- y estamos cinco años detrás de nuestros rivales en Estados Unidos. Pero nuestros conceptos sobre los contenidos no han cambiado gran cosa en aquel lapso. La calidad técnica y las interfaces de usuario han mejorado algo, pero ideas, juegos y diseños son básicamente los mismos. Ya no existe originalidad”.<br />
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Baste mencionar <em>Dragon Quest </em>(En pos del dragón), el juego japonés más exitoso de 2009. El argumento no ha cambiado mucho respecto de 1986, año de su presentación y mantiene los mismos personajes. Comparado con <em>Call of Duty </em>(Llamado del deber), desarrollado por Activision (California), el videojuego más popular del mundo en 2010, hay un abismo. Aspecto y diseño son completamente distintos del original (2003). <br />
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“Por tanto nosotros –admite Inafune-, creadores de juegos, ejecutivos de las empresas o usuarios debemos confesar que Japón se ha quedado muy atrás. No tenemos motivaciones para aprender de EE.UU., el actual líder. Por ende, quedaremos fuera de los cambios”.<br />
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Muchos factores han contribuido a la pérdida de liderazgo. Pero los expertos coinciden en tres causas: los creadores de argumentos son simples asalariados, los costos y riesgos van en aumento y el imperio no sabe cómo competir en mercados externos (ni siquiera en Surcorea, Taiwán y China misma), Uno de los problemas fundamentales es la organización prevaleciente en las compañías niponas, que se estructura igual que cualquier empresa de gran tamaño, donde los ejecutivos claves se reclutan de por vida y ascienden acumulando antigüedad. Aun los creadores de juegos piensan como burócratas o tecnócratas. <br />
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En Occidente, muchos creadores de juegos son independientes y se los premia o castiga según resultados. Al mismo tiempo, los creadores internos suelen cambiar de firmas con frecuencia, siguiendo el modelo de Hollywood, donde la gente salta de proyecto en proyecto dependiendo de que aptitudes o talentos sean requeridos y dónde. Por el contrario, la industria japonesa funciona como el antiguo sistema de Hollywood, donde actores y argumentistas firmaban contratos exclusivos con los gigantes del negocio (Columbia, Metro Goldwyin Mayer, Warner Brothers, etc.). “Las deseconomías del actual modelo nipón –cree Inafune- acabarán abriéndole paso al modelo norteamericano. Por ahora, estamos detenidos en el pasado”.<br />
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China: ¿hay oportunidad para juegos japoneses?
Tal vez sea demasiado tarde para una irrupción nipona en el mercado norteamericano de consolas para juegos computados. Pero sostiene el analista Keiji Inafune- el gigante vecino puede constituir una gran oportunidad para Japón. Flaco consuelo.