<p>Eso exactamente le sucedió ya a Avigen, cuyo específico estelar fracasó en ensayos clínicos (en octubre pasado). La empresa resolvió imitar a tantas otras biofarmacéuticas: descartó el producto y pasó a desarrollar otro.</p>
<p>Pero su mayor participante en el paquete accionario, el fondo Biotechnology Value (BVF), exigió que la compañía –lleva dieciséis años de pruebas poco satisfactorias- se liquidase y restituyera el efectivo remanente a los accionistas. Esto amenaza a la tradicional paciencia que marca al modelo típico: poner plata y aguantar hasta más de diez años para recobrarla. </p>
<p>Hoy la escasez de capital o crédito se combina con gigantes estilo Pfizer, Merck, Avantis-Sanofi o Roche incursionando directamente en biofarmoquímica. En este nuevo contexto, los emprendedores ya no podrán experimentar sin éxito durante años.</p>
<p>Desde abril último, en no menos de ocho casos los accionistas han tratado de bloquear la continuidad de firmas proclives al fracaso frecuente. Eso se tradujo en peleas entre ellos y ejecutivos por el control de organizaciones. En general, los accionistas sostienen ser dueños del efectivo que malgastan los managers. </p>
<p>En ciertas instancias, los inversores están imponiéndose. Así, un fondo de cobertura (RA Capital) logró que se iniciara la liquidación de Northstar Neuroscience. El laboratorio había fracasado en ensayos de un tratamiento cardiovascular. Otra empresa, Trimeris –su único producto es Fuzeon, para tratar sida- fue vencida por un competidor y se retiró del campo.<br />
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Cambios de fondo en la industria farmacéutica
Cunde una nueva ola de fusiones y adquisiciones entre las grandes. Pero otro tipo de frenesí asalta a firmas pequeñas y emprendedoras: inversores y analistas presionan para que rezagadas o fallidas cierren y repartan la caja entre los accionistas.