<p>Este tipo de operación “siempre se ha considerado el beso de la muerte, pues casi nunca termina bien”, observa Robert Bolton, de la consultora Mendons Capital Advisors. “Se trata de una situación que debiera eludirse a cualquier precio”. <br />
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AIG dividió el paquete luego de que sus acciones perdiesen más de 90% de capitalización durante 2008. La idea es atraer inversores institucionales que, por lo común, no compran títulos que valgan menos de cinco dólares cada uno. En verdad, casi nadie cree que reste mucho luego de repagar un rescate estatal que ha llegado a US$ 182.000 millones, 190% el monto original del colapso (septiembre). <br />
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Los fideicomisarios federales que controlan la mayoría del paquete son responsables por haber aprobado (30 de junio) el canje inverso. Ante de esta medida, el exiguo valor de AIG “permitía pequeños movimientos especulativos, a su vez traducidos en amplios vaivenes bursátiles”, confesaba la compañía el 5 de junio. <br />
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Otro objeto del canje consiste en impedir que el título caiga bajo un dólar y, por ende, sea excluido de la bolsa neoyorquina. Pero la larga decadencia que sufre este mercado desde 2007, pese a moderados rebotes, convierte es riesgo en el menor de los males, como indica el desplome de AIG esta semana. <br />
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Cae AIG tras recibir el beso de la muerte
American International Group fue golpeada en Wall Street por una decisión de los interventores federales. La aseguradora en crisis aprobó efectuar un canje inverso, que implica entregar veinte acciones a cambio de una nueva.