Bosch, el proveedor de la industria automotriz más grande de Europa, advierte a los fabricantes de autos que deben “poner dinero sobre la mesa” y “comprometerse firmemente” a realizar pedidos si no quieren que se repita la crisis que significó para la industria la escasez de semiconductores.
“La única forma de salir de la crisis reciente es tener un nivel de compromiso diferente”, dijo Harald Krüger, miembro del directorio del grupo alemán.
Los fabricantes de autos ya no pueden tomar decisiones de último momento basándo se en las fluctuaciones de la demanda refiriéndose al largo proceso de producción de los chips y la creciente demanda de semiconductores.
Los autos modernos usan docenas de chips para alimentar todo tipo de cosas, desde los sensores de estacionamiento pasando por los centros de entretenimiento hasta los sistemas de control del motor.
“Es necesario que pongan dinero sobre la mesa porque las partes deben comprarse”, dijo Krüger al Financial Times. “El compromiso a comprar esas partes debe ser sólido. No puede ser tal vez compremos, tal vez no”.
Los fabricantes debieron reducir la producción cuando este año la recuperación de las ventas los encontró mal parados y compitiendo con la industria electrónica para adquirir los pocos chips disponibles.
Se espera que la industria produzca por lo menos 1 millón de autos menos que lo inicialmente previsto para este año. Bosch, entre otras, advierte que la escasez continuará hasta 2022.
Bosch abrió este lunes una fábrica de microprocesadores en la ciudad oriental de Dresde, que producirá chips en placas de 300mm. La planta, que cuesta €1.000 millones, es la mayor inversión en la historia de la compañía y la mayor parte de los semiconductores que se fabriquen allí terminarán dentro de las propias partes automotrices de Bosch.
La decisión de construir una nueva planta se tomó hace cuatro años y, según Krüger, a sus competidores directos les va a costar mucho comenzar a hora a hacer lo mismo.