Big Weed

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La venta legal de la marihuana, una realidad en la mayoría de los territorios de Estados Unidos, se está convirtiendo en un negocio. Y en un negocio importante. Christian Hageseth lo explica en su libro “Big Weed”. Por María Teresa Lavayén

La legalización de la marihuana es el debate más candente en Estados Unidos. 22 estados ya han autorizado alguna forma de venta; Denver tiene más dispensarios legales de la yerba que Satarbucks franquicias.

 

Es el nacimiento de una nueva industria. Y como ocurrió con los primeros días de las grandes cadenas del café gourmet, las reglas y los jugadores van surgiendo sobre la marcha. Uno de esos jugadores es Christian Hageseth, un hombre que trabajó en el mundo de las empresas durante 20 años antes de abrir su primer dispensario. Hoy es fundador y presidente de Green Man Cannabis, la compañía de marihuana legalizada de mayor crecimiento en el país.

 

Hace 20 años, un plan de negocios como el que tiene habría sido impensable. Pero, según explica Hageseth, todo va viento en popa en Green Man. En 2009, año en que se inició la compañía, los ingresos brutos fueron de US$ 300.0000. El negocio crecía cómodamente, pero realmente pegó el salto cuando se legalizó el uso recreacional de la marihuana en Colorado, en enero de 2014. El año pasado los ingresos brutos ascendieron a US$ 4 millones, procedentes principalmente de dos outlets al menudeo en Denver, uno de los cuales está justo enfrente de un Whole Foods Market, la gran cadena norteamericana de alimentos orgánicos. Para cuando inaugure, antes de fin de este año el “Green Man Cannabis Ranch & Amphitheater” – primera gran “porrería” del mundo — Hageseth calcula que los ingresos anuales saltarán a US$ 97 millones.

Theodore Kinni, reseñando el libro para Strategy & Business, dice que lo realmente fascinante de Big Weed es la posibilidad de mirar desde adentro y con todo detalle un nuevo negocio en surgimiento gracias a la despenalización de su principal producto.

La legalización de la marihuana, que está avanzando en un proceso lento, recuerda -dice- al final de la Ley Seca en 1933, aunque no es exactamente análoga. Cuando en Estados Unidos se implantó lo que se llamó la “Prohibition” en 1920, las grandes industrias nacionales de cerveza, vino y licores espirituosos se vieron obligadas a hibernar, y de esa hibernación salieron en cuanto se abolió la Ley Seca. Otra diferencia, cuando se despenalizó el consumo de alcohol, fue de un solo golpe en todo el territorio del país.

Ya existía una industria de la marihuana mucho antes de que en 1996 se legalizara su uso con fines médicos en California. Pero la mayoría de los que la cultivaban, contrabandeaban y distribuían en forma ilegal no podían colgar carteles en la calle como comerciantes legítimos. En consecuencia, esta nueva economía de la marihuana legalizada es un terreno completamente virgen.

 

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