El grupo químico-farmacéutico alemán se compromete con el desarrollo de herbicidas alternativos durante los próximos diez años mientras hace frente a las consecuencias de los juicios iniciados en su contra por los supuestos efectos cencerígenos del glifosato.
La compañía dijo que si bien el glifosato continuará teniendo un papel importante para el sector y para la compañía, se comprometen a ofrecer más opciones a los agricultores.
Bayer sufre intensas presiones desde que en 2016 compró Monsanto en US$ 66.000 millones. La compra de Monsanto la convirtió en el más grande fabricante de semillas y productos agrícolas del mundo, con gigantescas unidades fasmacéuticas y de salud bajo el mismo techo.
Era la compra empresarial más grande del año, una operación que prometía cambiar la cara de la agricultura. Como resultado del takeover se creó un enorme conglomerado que agrupó los productos farmacéuticos de Bayer con la experiencia de Monsanto en agricultura y semillas. Pero los problemas comenzaron con los juicios a Monsanto por el glifosato.
Hoy las consecuencias de aquella operación no son positivas para el grupo alemán de ciencias de la vida. Ha perdido la confianza de sus accionistas que le retiraron su voto en la asamblea anual general por primera vez en la historia de la compañía.
El anuncio del viernes se produjo después de que la corte de California ordenó al grupo pagar más de US$ 2.000 millones en daños, tercera derrota en una batalla legal en Estados Unidos sobre el glifosato. Sus acciones cayeron casi a la mitad desde el primer fallo en su contra en agosto del año pasado.
