<p>Esta actitud reduce la necesidad de inversiones públicas y será indudablemente crítica a la hora de la ulterior adopción masiva de VEH, no ya sólo en ciudades grandes. Se trata de una buena noticia también para las automotrices, pues tendrán oportunidad de superar otro obstáculo típico: las limitaciones en la duración de baterías. Dado que mucha población urbana recorre sólo tramos cortos (por ejemplo, de casa al trabajo y viceversa), las restricciones en materia de carga y duración son problemas relativos. Por ende, antes que comercializar VEH para todo propósito, las empresas debieran segmentar compradores según requerimientos y desarrollar modelos de precio atractivo con la capacidad estrictamente necesaria para moverse en las ciudades.<br />
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Por supuesto, las preferencias tecnológicas variarán de acuerdo con el contexto urbano. Los ciudadanos de Shanghai (veinte millones en total) se inclinarán predominantemente por híbridos enchufables, capaces de viajar unos sesenta kilómetros por recarga y luego pasar a algún combustible no contaminante. ¿Por qué? Porque habrá amplia demanda de sedanes híbridos para familias entre los nuevos usuarios. A la inversa, los neoyorquinos optarán por coches eléctricos chicos, enteramente a batería, capaces de recorrer hasta 90 kilómetros sin recargarla. Justamente, estos modelos son ya los más populares.<br />
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El diseño importa, sin duda, pero de distinta manera. La mayoría de clientes en Nueva York y Shanghai busca imagen como los primeros en adoptar la última tecnología y sobresalir del resto. Pero los residentes de Shanghai preferirán diseños novedosos, en tanto sus contrapartes neoyorquinas se inclinarán por modelos más convencionales.<br />
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Finalmente, “los incentivos no económicos ni financieros pueden resultar sorpresivamente efectivos. La forma más astuta de poner en marcha un mercado –apuntan Krieger y Hensley- tal vez no sea la misma que luego servirá para prolongar el impulso inicial. En un plano similar, la educación del usuario tiene papel relevante una vez superada esa fase”.</p>
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<p>A medida que más vehículos eléctricos e híbridos (VEH) llegan a los concesionarios, la sapiencia convencional insiste en que el segmento no remontará vuelo sin ulteriores incentivos ni densas redes para recarga de baterías. Pero “nuestras investigaciones sobre demanda de unidades limpias en áreas urbanas muestran que los vehículos híbridos o exclusivamente eléctricos que se enchufan podrían llegar lejos ya en 2015”.</p>
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<p>Las proyecciones disponibles señalan que, para entonces, en Nueva York habrá 16% de VEH en el total circulante, proporción que cede a 5% en Shanghai. Por cierto, son números calculados en función de los actuales estímulos financieros y la limitada cantidad de instalaciones existentes para carga pública (ICP). Por otra parte, no extraña que el marketing se enfoque en las ciudades: constituyen fuentes primarias de contaminación atmosférica vía dióxido de carbono, o sea combustibles fósiles.<br />
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En ningún otro escenario es tan evidente la necesidad de autos y camiones más limpios ni se encuentra tanta gente –especialmente joven- con conciencia verde. Al mismo tiempo, son personas dispuestas a adoptar vehículos eléctricos o híbridos y usarlos en distancias intraurbanas relativamente cortas entre recargas. Estas características tornan calles y avenidas en laboratorios perfectos. Los datos recopilados por Hensley y Krieger brindan orientaciones para el futuro, capaces de guiar a automotrices, fabricantes de baterías, proveedores de infraestructura (ICP) y autoridades municipales en la tarea de avanzar hacia VEH, tecnologías y redes de apoyo. <br />
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Sin la menor duda, “los grandes mercados potenciales –señalan en McKinsey Detroit- esperan ser atendidos lo antes posible. Un sondeo al respecto revela que 30% de compradores en Shanghai y 20% en Nueva York tienen conciencia verde y adoptarán autos eléctricos o híbridos si les son ofrecidos”.<br />
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Para esos pioneros urbanos, la cuestión de recargar baterías no es tan ardua como parece. A diferencia de otros compradores de autos en ambas ciudades, los innovadores se mostraron dispuestos a modificar hábitos de manejo y estacionamiento, dos factores claves para pasarse a VEH. En rigor, muchos encuestados señalaron que una nutrida infraestructura de recarga apenas influye en su interés y no les preocupan las actuales limitaciones. <br />
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