Ambas compañías están convencidas de que, cada vez más, la gente mirará videos en el teléfono y que, por lo tanto, unir la producción de películas, noticias y programas de entretenimiento con los que proveen la tecnología para distribuirlo es una estrategia acertada.
No son los únicos ni tampoco serán los últimos. Hace meses que circulan rumores entre calladas conversaciones entre el sector medios y el sector tecnológico. La broma del momento es asegurar que los actores de cine van a trabajar para las telefónicas.
El presidente y CEO de AT&T, Randall Stephenson, explicó el lunes a CNBC que el mega acuerdo entre dos por el cual el gigante de las telecomunicaciones compra time Warner es una “integración puramente vertical”. La integración, cuando es horizontal, siempre tiene como consecuencia anular o afectar a algún otro competidor. Esta no. Ambas compañías no compiten en nada, solo unen contenido y distribución para adaptarlo, a la mayor velocidad posible, a los dispositivos móviles.
Pero a pesar del optimismo de Stephenson, el senador republicano Mike Lee, que preside la subcomisión antimonopólica, ha dicho que “esta operación podría implicar importantes problemas monopólicos que la subcomisión va a analizar con sumo cuidado”.
Es que ésta es la mayor fusión anunciada este año y combinaría la red de distribución de AT&T – que incluye 130 millones de clientes de telefonía móvil y 25 millones de suscriptores a televisión paga, con el contenido de los estudios de filmación de Warner Brothers y de los canales de cable HBO, Cartoon Network y CNN. Las preocupaciones por reducción de competencia giran alrededor de la posibilidad de que los consumidores tengan menos opciones y que además tengan que pagar más.
La noticia ha tenido gran repercusión en los medios. El Times de Londres, por ejemplo, cita el comentario de una jefa de medios quien comenta que “si el contenido es King, el contenido más la distribución serán King Kong.