El gigantesco Ant Group, de Jack Ma, sufrirá una profunda transformación, obligada por el organismo regulador de China. El grupo ha recibido órdenes de los reguladores de “cortar las conexiones impropias” entre su plataforma de pagos y sus productos financieros. Es el primer comentario público sobre el gigantesco programa de rectificación de la fintech desde que quedara encajonada su oferta pública inicial.
La medida podría reducir a Ant a la condición de una plataforma de pagos móviles y debilitar significativamente sus negocios de crédito, opinan observadores. Solo 26% de los ingresos de Ant provienen de sus servicios de pago. El resto lo generan las finanzas digitales.
El anuncio lo acaba de hacer el Banco Popular Chino y despeja algo de la incertidumbre que reinaba sobre Ant desde noviembre, cuando Beijing impidió su salida a la bolsa de Shanghai a días de que el grupo recaudara no menos de US$ 37.000 millones.
Pocos días atrás, los reguladores antimonopólicos impusieron a Alibaba, el grupo tecnológico chino que tiene una participación de 33% en Ant, una multa de US$ 2.800 millones por las restricciones que pone a los comerciantes en su plataforma de ecommerce.
Ant será ahora supervisada como un banco, una decisión que tiene consecuencias de largo alcance para su crecimiento y su capacidad para llevar adelante su proyecto de salir a cotizar en bolsa.