Hubo largas colas en la apertura del Amazon Go en Seattle del día lunes de esta semana. El local usa cientos de cámaras montadas en el techo y sensores electrónicos para identificar a cada cliente y llevar la cuenta de los elementos que elige. Las compras son cargadas a la tarjeta de crédito en el momento en que abandonan el lugar.
Al entrar al supermercado los clientes atraviesan una barrera similar a la del subterráneo ´pasando sus teléfonos cargados con la app de Amazon Go. Luego tienen la libertad de poner en su bolsa todo lo que deseen. No hay necesidad de usar un carrito o un canasto porque no tienen que descargarlos para pasar por un control. La única excepción es si han comprado licores. Eso sí se controla. Ese será el único caso en que hace falta la interacción humana.
Los sensores colocados en los anaqueles detectan cuando una persona retira un artículo del estante. También detecta cuando lo vuelve a restituir. A la salida, se le emite un recibo electrónico.
Amazon Go abrió en 2016 para los propios empleados de la gigantesca tienda online. Tenía proyectado abrirse al público antes, pero hubo algunos problemas que solucionar y recién se produjo esta semana.