La eventual fusión podría generar un grupo capaz de disputarles participación de mercado a las grandes empresas del sector, que también atraviesan una época de matrimonios forzados por las circunstancias. Por otra parte, un acuerdo rápido le permitirá a Serge Tchuruk, presidente ejecutivo de Alcatel, un éxito final: se jubila en tres meses.
Tchuruk viene teniendo dificultades para encontrar un sucesor adecuado dentro de la empresa. Por eso, tal vez acepte que Lucent aporte el primer CEO de la futura firma. Varios analistas creen que será la actual jefa de la firma norteamericana, Patricia Russo.
“Se trata de algo decisivo para el legado que aspira dejar el CEO saliente. También es una forma racional de seleccionar reemplazante”, señala un analista de BNP-Paribas. El director operativo de Alcatel, Michael Quigley, y otros ejecutivos superiores no parecen estar maduros para asumir el mando.
Ya en 2001, ambas compañías habían suspendido negociaciones pro fusión, porque Lucent no quería aparecer como fagocitada por Alcatel. Ahora optan por eufemismos y hablan de “una alianza entre iguales”. De ahí que el precio del paquete Lucent sea el de mercado, sin prima. Por otro lado, la entonces orgullosa cúpula de Lucent ya no está en sus puestos.
La capitalización bursátil del dúo para de € 28.000 millones, alrededor de US$ 33.600 millones. Alcatel representa € 18.400 millones, o sea cerca de 67%. En caso de acuerdo, el conglomerado resultante vendería más que el líder del segmento, Cisco Systems.
Patricia F. Russo, presidenta y CEO de Lucent Technologies desde el año 2002, logró sacar a la compañía del borde de la quiebra, Russo logró recuperar la rentabilidad de Lucent eliminando puestos de trabajo y promocionando la tecnología inalámbrica. Pero enderezar el barco y guiarlo hacia adelante a toda máquina son dos cosas muy diferentes; la compañía sigue necesitando una solución de largo plazo para sus problemas. Muchos analistas opinan que tal vez la única opción podría ser la fusión con Alcatel de Francia.
A pesar de sus esfuerzos, Russo fue superada por sus competidores que se movieron con más rapidez hacia las tecnologías de fibra óptica y lograron una rápida consolidación con los clientes en la industria telefónica. En esas circunstancias, muchos analistas anunciaban que Russo iba a necesitar una fusión para sortear su situación. La transacción que parece inminente con Alcatel sería presentada como una fusión entre iguales, podría ser anunciada esta misma semana. Pero cualquiera sea el nombre que se le dé al acuerdo en Wall Street, la nueva entidad tendrá muchos inconvenientes. En el ámbito de las telecomunicaciones ya hubo fusiones muy grandes (incluido el anuncio este mes del plan de AT&T de comprar BellSouth) con lo cual los clientes son cada vez menos y pueden aprovechar para exigir precios más convenientes en los equipos.
Simultáneamente se han sumado proveedores recién llegados de Asia, como Huawei, que bajan sus precios salvajemente para poder entrar a nuevos mercados. Esos recién llegados pueden competir con los viejos fabricantes gracias al giro hacia equipos que corren sobre estándares abiertos y no la tecnología propietaria que venden Lucent, Nortel y otros.
Ese giro ha permitido a AT&T y otras grandes transportadoras sortear a Lucent y comprar equipos directamente de fabricantes económicos de Taiwán o China.
Con todo, hay mucho entusiasmo alrededor de la fusión porque al juntarse, las empresas podrían reducir sus costos consolidando sus operaciones. Para Alcatel, la fusión la incorporaría la tecnología inalámbrica C.D.M.A. que usan Verizon Wireless, Sprint Nextel y otras. Alcatel también aprovecharía las viejas relaciones entre Lucent y las empresas Bell. Ambas también combinarían sus unidades de fibra óptica y tal vez conseguir suficiente poder en el mercado para revertir la persistente caída de los precios.
Russo, decían esta semana personas allegadas a las negociaciones, sería CEO de la empresa combinada. La nueva entidad tendría sus “oficinas ejecutivas” en París, aunque continuaría teniendo sus principales operaciones tanto en Estados Unidos como en Francia. El directorio estaría formado por partes iguales de miembros de ambos socios.
La eventual fusión podría generar un grupo capaz de disputarles participación de mercado a las grandes empresas del sector, que también atraviesan una época de matrimonios forzados por las circunstancias. Por otra parte, un acuerdo rápido le permitirá a Serge Tchuruk, presidente ejecutivo de Alcatel, un éxito final: se jubila en tres meses.
Tchuruk viene teniendo dificultades para encontrar un sucesor adecuado dentro de la empresa. Por eso, tal vez acepte que Lucent aporte el primer CEO de la futura firma. Varios analistas creen que será la actual jefa de la firma norteamericana, Patricia Russo.
“Se trata de algo decisivo para el legado que aspira dejar el CEO saliente. También es una forma racional de seleccionar reemplazante”, señala un analista de BNP-Paribas. El director operativo de Alcatel, Michael Quigley, y otros ejecutivos superiores no parecen estar maduros para asumir el mando.
Ya en 2001, ambas compañías habían suspendido negociaciones pro fusión, porque Lucent no quería aparecer como fagocitada por Alcatel. Ahora optan por eufemismos y hablan de “una alianza entre iguales”. De ahí que el precio del paquete Lucent sea el de mercado, sin prima. Por otro lado, la entonces orgullosa cúpula de Lucent ya no está en sus puestos.
La capitalización bursátil del dúo para de € 28.000 millones, alrededor de US$ 33.600 millones. Alcatel representa € 18.400 millones, o sea cerca de 67%. En caso de acuerdo, el conglomerado resultante vendería más que el líder del segmento, Cisco Systems.
Patricia F. Russo, presidenta y CEO de Lucent Technologies desde el año 2002, logró sacar a la compañía del borde de la quiebra, Russo logró recuperar la rentabilidad de Lucent eliminando puestos de trabajo y promocionando la tecnología inalámbrica. Pero enderezar el barco y guiarlo hacia adelante a toda máquina son dos cosas muy diferentes; la compañía sigue necesitando una solución de largo plazo para sus problemas. Muchos analistas opinan que tal vez la única opción podría ser la fusión con Alcatel de Francia.
A pesar de sus esfuerzos, Russo fue superada por sus competidores que se movieron con más rapidez hacia las tecnologías de fibra óptica y lograron una rápida consolidación con los clientes en la industria telefónica. En esas circunstancias, muchos analistas anunciaban que Russo iba a necesitar una fusión para sortear su situación. La transacción que parece inminente con Alcatel sería presentada como una fusión entre iguales, podría ser anunciada esta misma semana. Pero cualquiera sea el nombre que se le dé al acuerdo en Wall Street, la nueva entidad tendrá muchos inconvenientes. En el ámbito de las telecomunicaciones ya hubo fusiones muy grandes (incluido el anuncio este mes del plan de AT&T de comprar BellSouth) con lo cual los clientes son cada vez menos y pueden aprovechar para exigir precios más convenientes en los equipos.
Simultáneamente se han sumado proveedores recién llegados de Asia, como Huawei, que bajan sus precios salvajemente para poder entrar a nuevos mercados. Esos recién llegados pueden competir con los viejos fabricantes gracias al giro hacia equipos que corren sobre estándares abiertos y no la tecnología propietaria que venden Lucent, Nortel y otros.
Ese giro ha permitido a AT&T y otras grandes transportadoras sortear a Lucent y comprar equipos directamente de fabricantes económicos de Taiwán o China.
Con todo, hay mucho entusiasmo alrededor de la fusión porque al juntarse, las empresas podrían reducir sus costos consolidando sus operaciones. Para Alcatel, la fusión la incorporaría la tecnología inalámbrica C.D.M.A. que usan Verizon Wireless, Sprint Nextel y otras. Alcatel también aprovecharía las viejas relaciones entre Lucent y las empresas Bell. Ambas también combinarían sus unidades de fibra óptica y tal vez conseguir suficiente poder en el mercado para revertir la persistente caída de los precios.
Russo, decían esta semana personas allegadas a las negociaciones, sería CEO de la empresa combinada. La nueva entidad tendría sus “oficinas ejecutivas” en París, aunque continuaría teniendo sus principales operaciones tanto en Estados Unidos como en Francia. El directorio estaría formado por partes iguales de miembros de ambos socios.