Curiosamente, semanas antes de saberse que la aerolínea norteamericana JetBlue –líder en vuelos con descuento- había pasado datos personales de los pasajeros a una contratista de Defensa, Bruselas había abierto el paraguas.
El 1°de septiembre, en efecto, la Comisión Europea rechazó una demanda de Estados Unidos para que las aerolíneas de la zona entregasen información personal de pasajeros que viajasen por terminales norteamericanas. El poder ejecutivo de la Unión Europea dictaminó que no había garantías de que esos datos no acabasen en el sistema de seguridad o en el Pentágono.
En realidad, la CE se apoyaba en leyes específicas sobre reserva y confidencialidad atinentes a las personas. Ni siquiera los aliados de Washington en Irak (Gran Bretaña, Italia, España) objetaron la decisión de Bruselas.
Ahora, en Londres se desató otra polémica, pues organizaciones no gubernamentales denunciaron que –pese a todo- algunas aerolíneas comerciales europeas estaban haciendo lo mismo que JetBlue. Arguyendo, en su caso, un acuerdo subscripto con EE.UU. el 5 de marzo último.
Ese convenio da acceso a autoridades civiles norteamericanas a la mayor parte de las bases de datos almacenadas en aerolíneas europeas. En realidad, se trata de una “declaración conjunta” entre la CE y la Aduana Federal estadounidense.
Teóricamente, la información se limitaría a partidas, arribos, conexiones, servicios requeridos a bordo por el pasajero y tarjetas empleadas para pagar. Pero detalles conocidos desde el viernes indican que, como en el caso JetBlue, algunas aerolíneas también dieron datos sobre antecedentes laborales, crediticios y judiciales.
De acuerdo con letrados británicos y franceses, el lenguaje empleado en la versión inglesa del compromiso alude a “datos útiles para la justicia y sus agentes”. Además, permite retenerlos “el tiempo necesarios para cumplir sus propósitos”. Amén de que FBI sea uno de esos agentes, el acuerdo transgrede la propia legislación de la UE. Ahora, las organizaciones que defienden la privacidad presionan sobre la CE para anular el compromiso de marzo.
Curiosamente, semanas antes de saberse que la aerolínea norteamericana JetBlue –líder en vuelos con descuento- había pasado datos personales de los pasajeros a una contratista de Defensa, Bruselas había abierto el paraguas.
El 1°de septiembre, en efecto, la Comisión Europea rechazó una demanda de Estados Unidos para que las aerolíneas de la zona entregasen información personal de pasajeros que viajasen por terminales norteamericanas. El poder ejecutivo de la Unión Europea dictaminó que no había garantías de que esos datos no acabasen en el sistema de seguridad o en el Pentágono.
En realidad, la CE se apoyaba en leyes específicas sobre reserva y confidencialidad atinentes a las personas. Ni siquiera los aliados de Washington en Irak (Gran Bretaña, Italia, España) objetaron la decisión de Bruselas.
Ahora, en Londres se desató otra polémica, pues organizaciones no gubernamentales denunciaron que –pese a todo- algunas aerolíneas comerciales europeas estaban haciendo lo mismo que JetBlue. Arguyendo, en su caso, un acuerdo subscripto con EE.UU. el 5 de marzo último.
Ese convenio da acceso a autoridades civiles norteamericanas a la mayor parte de las bases de datos almacenadas en aerolíneas europeas. En realidad, se trata de una “declaración conjunta” entre la CE y la Aduana Federal estadounidense.
Teóricamente, la información se limitaría a partidas, arribos, conexiones, servicios requeridos a bordo por el pasajero y tarjetas empleadas para pagar. Pero detalles conocidos desde el viernes indican que, como en el caso JetBlue, algunas aerolíneas también dieron datos sobre antecedentes laborales, crediticios y judiciales.
De acuerdo con letrados británicos y franceses, el lenguaje empleado en la versión inglesa del compromiso alude a “datos útiles para la justicia y sus agentes”. Además, permite retenerlos “el tiempo necesarios para cumplir sus propósitos”. Amén de que FBI sea uno de esos agentes, el acuerdo transgrede la propia legislación de la UE. Ahora, las organizaciones que defienden la privacidad presionan sobre la CE para anular el compromiso de marzo.