Dicen que Fortnite — un video juego interactivo de “batalla real” — le quita el sueño a Reed Hastings, CEO de Netflix. Fortnite es un juego adictivo para muchos participantes que fue evolucionando hasta convertirse en una plataforma social con una popularidad tan abrumadora: ya llegó a los 250 millones de usuarios en todo el mundo.
Si los juegos ya le están quitando audiencia a Netflix, Hastings tendrá más motivo de preocupación al saber que la industria del entretenimiento interactivo busca ahora también robarle su modelo de negocios. La industria aspira a convertirse en el Netflix de los juegos, un ejército de grupos tecnológicos formados por desarrolladores individuales y editores como Electronic Arts y Rovio, grupos que se han separado de empresas como Google, Microsoft y Apple.
Se proponen convertir a los videojuegos en uno de los mercados más dinámicos y competitivos de la industria tecnológica.
“Gaming es mucho más que un juego, es un nuevo formato de medios”, dice Bruce Stein, CEO de aXiomatic, uno de los inversores en la empresa que desarrolló Fortnite, Epic Games.
Además de ser una de las más poderosas fuerzas disruptoras de la industria del entretenimiento, el mercado de los juegos, que tiene hoy ventas por valor de US$ 140.000 millones, ha entrado en un período de cambio profundo. Google, acaba de presentar Stadia, una plataforma de juegos en la nube, que promete la posibilidad de participar en cualquier juego en cualquier momento y desde cualquier lugar. Se espera que en cualquier momento Amazon, Microsoft y Tencent presenten sus propias plataformas de juegos en la nube. Esto hace pensar que probablemente esta vez sí sea cierto que se acerca la muerte de la consola de juegos.