Carlos Ghosn, el ex CEO de la Alianza Nissan-Renault que de noviembre 2018 a marzo 2019 estuvo detenido en Tokio con cargos de inconducta financiera, fue luego liberado tras el pago de una fianza de US$ 9 millones pero con prohibición de salir de Japón. Ghosn aceptó entonces ser monitoreado por cámaras de vigilancia para asegurar que no salga de Japón ni altere evidencia. Quedaba en libertad pero a la espera de ser juzgado por los cargos que se le imputaban.
Pero el 31 se diciembre de 2019 las autoridades japonesas se enteraron de que había huido al Líbano. Se cree que se trató de una fuga planeada cuidadosamente durante largos meses. Líbano no tiene acuerdo de extradición con Japón.
Tras haber descubierto la identidad de los dos norteamericanos que supuestamente planearon y ejecutaron la fuga, Japón solicitó a Estados Unidos su extradición. Se les acusa de haber ayudado a Ghosn a escapar en un jet privado y supuestamente dentro de una gran caja de equipos de audio. Se trata de Michael Taylor y su hijo Peter, quienes fueron detenidos en Massachusetts en mayo, varios meses después de que Japón enviara su pedido de arresto. Estados Unidos aceptó el pedido y los extraditados ya llegaron a Japón.
