La temporada de compras de fin de año en Argentina plantea exigencias inéditas para la cadena logística. Eventos como Black Friday, Cyber Monday y Navidad elevan la demanda de envíos hasta cinco veces, según Hanseática 2025. Esta situación genera un escenario crítico para retailers, operadores logísticos y empresas de consumo masivo.
El comercio electrónico representa actualmente uno de cada cuatro pesos del consumo total en el país, de acuerdo con cifras de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). La necesidad de mover productos con rapidez y precisión se transforma en un factor estratégico para proteger ventas y márgenes.
Guillermo Castelli, CEO de QuadMinds, señala: “Durante estos picos estacionales vemos que la operación logística tradicional ya no alcanza. Quien no planifica con datos y no utiliza tecnología adecuada termina pagando con devoluciones, sobrecostos y clientes insatisfechos”.
El riesgo de ineficiencia se incrementa en períodos de alta demanda. Una entrega fallida puede representar hasta US$ 17 por orden, y hasta el 20% de los consumidores no recibe el paquete en el primer intento, según Harvard Business Review. Esto genera sobrecostos operativos y afecta la experiencia del cliente.
La gestión tecnológica aparece como recurso clave. Un sistema de gestión de transporte (TMS) permite optimizar rutas, prever picos y centralizar la operación, brindando visibilidad y capacidad de respuesta. Castelli agrega: “Un TMS moderno puede reducir costos de última milla, mejorar tiempos de entrega y dar visibilidad completa de la operación en momentos críticos. Lo que antes era una herramienta opcional hoy es la diferencia entre escalar o quedar atrapado en el cuello de botella logístico”.
La inteligencia artificial comienza a integrarse en la logística, como Mindy, agente conversacional que permite operar sobre información en tiempo real. Esta tecnología agiliza la toma de decisiones y contribuye a una gestión más predictiva.
Los costos de última milla representan entre el 40% y el 55% del gasto logístico total; una reentrega puede incrementarlos entre 25% y 30%. Además, entre el 8% y el 12% de las ventas online pueden perderse durante picos de demanda por problemas en la entrega, lo que puede significar pérdidas equivalentes al 2% o 3% de la facturación semanal.
“Las empresas que llegan preparadas al fin de año no son las que más flota tienen, sino las que mejor usan los datos. La última milla dejó de ser un gasto operativo: hoy es uno de los mayores determinantes de rentabilidad para cualquier empresa que vende online”, añade el ejecutivo de QuadMinds.












