Weber ya no tiene asegurada la sucesión al frente del BCE
De pronto, la ruta al solio de Francfort se torna difícil para Axel Weber, el reemplazante natural de Jean-Claude Trichet. En realidad, hasta hace poco se consideraba al jefe del Bundesbank como titiritero tras su colega del Banco Central Europeo.
8 septiembre, 2010
<p>En la actual situación, las últimas revelaciones sobre defectos en pruebas de resistencia a noventa entidades privadas de la Unión Europea dejan malparados a los propios bancos centrales del área. Entre ellos, el Bundesbank germano, el banco de Francia y otros. Tampoco parece ya tan apetecible la presidencia del BCE.<br />
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Pero, ya antes de saberse que los ensayos no contaban la verdad, Weber encontró dificultades para llegar en 2011 al sillón de Trichet, relativas a varias declaraciones polémicas que ponen en duda su idoneidad. En especial, apoyando una decisión del BCE tocante a comprar deuda soberana de Grecia, Letonia, Portugal, España, Irlanda y Hungría. Precisamente, las dos primeras amenazan con nuevas crisis financieras.<br />
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Aunque Weber tenga bastante razón, o precisamente por eso, las opiniones del alto funcionarios crearon roces entre la poderosa Alemania y buena parte del directorio del BCE (representa los dieciséis adherentes al euro). <br />
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Por ejemplo, cuando anunció que Berlín desea ampliar el programa de la Eurozona y mantener todo 2011 los préstamos especiales.<br />
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Estos días, Weber tropezó con otro problema, las declaraciones antiislámicas y antijudías de Thilo Sarrazin, un analista (sefardí, increíblemente) que actúa en el Bundesbank. Sus comentarios contra musulmanes y otros inmigrantes “de piel obscura” radicados en la Eurozona lo alinean con la política antigitana de Nicolas Sarkozy. <br />
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Ésta refleja, de paso, el chovinismo típico de los franceses y apunta, quiérase o no, a bloquear el eventual ingreso de Turquía en la UE. Para completar las contradicciones, Tel Aviv apoya desde siempre a Angora.<br />
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La ola de críticas a Weber –que ya echó a Sarrazin- parece haber puesto en lista a otros candidatos para el BCE. En particular a dos italianos, Mario Draghi (presidente del banco central) y Giulio Tremonti, titular de economía que ya no soporta al primer ministro Silvio Berlusconi. Pero Draghi arrastra un antecedente poco enaltecedor: haber sido directivo de Goldman Sachs en 2002/05, una banca cuya reputación se ha venido abajo. Entretanto la vicepresidencia del BCE está en las cuestionadas manos del portugués Vitor Constancio, debido a una obsesión de la junta: mantener un dudoso equilibrio geográfico.<br />
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