Wall Street: inquietud por disparidad entre paneles

Por un lado, al Dow Jones industrial le cuesta rozar los 11.000 puntos, pero el Nasdaq compuesto superó varios máximos en 2005. Por el otro, el Standard&Poor’s 500 sigue 20% bajo su propio récord.

21 diciembre, 2005

Este mes, por cierto, el DJ se acercó varias veces a esos ansiados 11.000 puntos. Se trata de una cota psicológica porque, en verdad, el máximo nominal histórico sigue clavado en 11.723,4, el 14 de enero de 2000. Vale decir, hace casi siete años. En lo tocante al Nasdaq compuesto -principal panel tecnológico- superó, también en diciembre, el pico de 2.300 puntos.

El perfil del índice Standard&Poor’s 500, cartera global por excelencia y mucho más influyente que las restantes de la bolsa neoyorquina, una serie de alzas no ha logrado recobrar los 1.527,5 puntos registrados en marzo de 200. Dicho de otro modo, ni el Dow Jones industrial ni el S&P 500 consiguen volver al primer trimestre de 2000, año final del siglo XX.

Excluyendo los paneles tecnológicos, los otros dos reflejan básicamente la misma franja del mercado bursátil norteamericano. En cierto modo, pues, la diferencia entre ambos responde a sus respectivas bases de cálculo. Dado que los dos siguen a las acciones líderes, su brecha debiera cerrarse en el largo plazo, como lo manifiesta la convergencia entre enero y marzo de 2000.

Dejando de lado que nadie sabe adónde puede llegar un “plazo plazo”, los márgenes tienden a ensancharse en el corto plazo. No obstante, varios expertos están inquietos porque, este año, los dos paneles han mostrado trayectorias tan distintas. ¿Por qué la preocupación? Porque, cuando ambas marchan a la par, significa que el mercado se mueve con solidez y ampolitud. Si, por el contrario, se distancian, trasuntan una plaza menos firme, donde es más difícil sostener fases alcistas.

Una cosa queda clara: las diferebncias entre S&P 500 y DJ son considerables. El segundo representa acciones de treinta grandes firmas, seleccionadas por analistas del “Wall Street Journal” –lo cual es un anacronismo, si se quiere-, del grupo Dow. Su perfil puede mantenerse años y, por lo común, recién se modifica si una firma compra a la otra, pierde peso (riesgo que hoy corre General Motors) o alguna de “afuera” cobra relevancia. Por otra parte, hace rato que el panel no es exclusivamente industrial, ni mucho menos.

En cambio, la cartera S&P 500 abarca casi todas las grandes empresas familiares a accionistas e inversores. Entre ellas, las treinta del DJ. Si bien el DJ ha estado reflejando muy bien el mercado norteamericano al correr de los años, parece una tortuga comparada con el S&P 500. Ahora bien ¿cuál preferir?

La confrontación entre ambas carteras es muy aleccionadora: la S&P 500 superó la DJ a fines de los años 90 y viene haciéndolo desde que, en 2002, los mercados fueron rebotando hacia arriba. Hasta el 20 de diciembre, por ejemplo, el DJ ha recobrado apenas 1% en el año, mientras el S&P 500 subía 4,5%. Pero, tomando desde 1995, el DJ gana por 184% contra 176%. No es, claro, una diferencia importante.

Este mes, por cierto, el DJ se acercó varias veces a esos ansiados 11.000 puntos. Se trata de una cota psicológica porque, en verdad, el máximo nominal histórico sigue clavado en 11.723,4, el 14 de enero de 2000. Vale decir, hace casi siete años. En lo tocante al Nasdaq compuesto -principal panel tecnológico- superó, también en diciembre, el pico de 2.300 puntos.

El perfil del índice Standard&Poor’s 500, cartera global por excelencia y mucho más influyente que las restantes de la bolsa neoyorquina, una serie de alzas no ha logrado recobrar los 1.527,5 puntos registrados en marzo de 200. Dicho de otro modo, ni el Dow Jones industrial ni el S&P 500 consiguen volver al primer trimestre de 2000, año final del siglo XX.

Excluyendo los paneles tecnológicos, los otros dos reflejan básicamente la misma franja del mercado bursátil norteamericano. En cierto modo, pues, la diferencia entre ambos responde a sus respectivas bases de cálculo. Dado que los dos siguen a las acciones líderes, su brecha debiera cerrarse en el largo plazo, como lo manifiesta la convergencia entre enero y marzo de 2000.

Dejando de lado que nadie sabe adónde puede llegar un “plazo plazo”, los márgenes tienden a ensancharse en el corto plazo. No obstante, varios expertos están inquietos porque, este año, los dos paneles han mostrado trayectorias tan distintas. ¿Por qué la preocupación? Porque, cuando ambas marchan a la par, significa que el mercado se mueve con solidez y ampolitud. Si, por el contrario, se distancian, trasuntan una plaza menos firme, donde es más difícil sostener fases alcistas.

Una cosa queda clara: las diferebncias entre S&P 500 y DJ son considerables. El segundo representa acciones de treinta grandes firmas, seleccionadas por analistas del “Wall Street Journal” –lo cual es un anacronismo, si se quiere-, del grupo Dow. Su perfil puede mantenerse años y, por lo común, recién se modifica si una firma compra a la otra, pierde peso (riesgo que hoy corre General Motors) o alguna de “afuera” cobra relevancia. Por otra parte, hace rato que el panel no es exclusivamente industrial, ni mucho menos.

En cambio, la cartera S&P 500 abarca casi todas las grandes empresas familiares a accionistas e inversores. Entre ellas, las treinta del DJ. Si bien el DJ ha estado reflejando muy bien el mercado norteamericano al correr de los años, parece una tortuga comparada con el S&P 500. Ahora bien ¿cuál preferir?

La confrontación entre ambas carteras es muy aleccionadora: la S&P 500 superó la DJ a fines de los años 90 y viene haciéndolo desde que, en 2002, los mercados fueron rebotando hacia arriba. Hasta el 20 de diciembre, por ejemplo, el DJ ha recobrado apenas 1% en el año, mientras el S&P 500 subía 4,5%. Pero, tomando desde 1995, el DJ gana por 184% contra 176%. No es, claro, una diferencia importante.

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