Surcorea no planea vender activos en dólares, afirma Seúl

El banco central surcoreano salió a desmentir parcialmente una noticia que había sacudido a los mercados. Las dos principales agencias especializadas e influyentes medios se hicieron eco de ella y eso pudo haber asustado al cauto emisor.

23 febrero, 2005

Como tenía visos de ser cierta, la información hizo que el dólar experimentara –el martes- su peor baja diaria en dos meses y el euro saltase de nuevo a US$ 1,327. Al coincidir son un salto de los crudos WTO a más de US$ 51 en Nueva York, también golpeó a las principales bolsas y elevó el oro.

No era para menos: el “Banco de Corea” (Surcorea, en realidad: ambas mitades de la península tienen reconocimiento diplomático internacional) figura cuarto del mundo en tenencias de deuda norteamericana (bonos de Tesorería a diversos plazos). Sólo lo superan los emisores de Japón, China y Gran Bretaña.

Ahora bien, el trasfondo de la noticia era verdad: Surcorea proyecta diversificar su cartera de divisas, “ello no comportará necesariamente despenderse de activos en dólares”. Los mercados cambiarios, en el fondo muy escépticos sobre los déficit norteamericanos –en particular el de cuenta corriente, aunque hoy algunos “economistas” sostengan que no tiene importancia-, no advirtieron el matiz.

Tampoco el espinel bursátil. Entonces, todos se lanzaron a desprenderse de posiciones y papeles en dólares. En ese clima, el Dow Jones cedió 1,6% (el mayor margen en cinco meses), acompañado por el Nasdaq compuesto (-1,37%) el Standard & Poor’s 500 (-1,45%). Entretanto, los crudos WTO alcanzaban US$ 51,15 el barril.

En realidad, señalan muchos analistas y no pocos medios, el desmentido sucoreano fue un exceso tan patente como la reacción de los mercados. Pero éstos tienen motivos: pese al repunte parcial iniciado en enero, el dólar sigue muy frágil. Ello explica la extrema cautela exhibida por la Reserva Federal en cuanto al riesgo inflacionario: un dólar endeble elevaría costos de importaciones (inclusive de hidrocarburos) y, por otra parte, fomentaría el aumento de crudos y otros productos primarios tarifados en dólares.

Pero las complicaciones no paran ahí. Los mercados aguardaban ansiosamente el inminente informe oficial sobre precios minoristas en EE.UU.y las minutas de la última reunión (en enero) del comité de política monetaria de la RF.

Como tenía visos de ser cierta, la información hizo que el dólar experimentara –el martes- su peor baja diaria en dos meses y el euro saltase de nuevo a US$ 1,327. Al coincidir son un salto de los crudos WTO a más de US$ 51 en Nueva York, también golpeó a las principales bolsas y elevó el oro.

No era para menos: el “Banco de Corea” (Surcorea, en realidad: ambas mitades de la península tienen reconocimiento diplomático internacional) figura cuarto del mundo en tenencias de deuda norteamericana (bonos de Tesorería a diversos plazos). Sólo lo superan los emisores de Japón, China y Gran Bretaña.

Ahora bien, el trasfondo de la noticia era verdad: Surcorea proyecta diversificar su cartera de divisas, “ello no comportará necesariamente despenderse de activos en dólares”. Los mercados cambiarios, en el fondo muy escépticos sobre los déficit norteamericanos –en particular el de cuenta corriente, aunque hoy algunos “economistas” sostengan que no tiene importancia-, no advirtieron el matiz.

Tampoco el espinel bursátil. Entonces, todos se lanzaron a desprenderse de posiciones y papeles en dólares. En ese clima, el Dow Jones cedió 1,6% (el mayor margen en cinco meses), acompañado por el Nasdaq compuesto (-1,37%) el Standard & Poor’s 500 (-1,45%). Entretanto, los crudos WTO alcanzaban US$ 51,15 el barril.

En realidad, señalan muchos analistas y no pocos medios, el desmentido sucoreano fue un exceso tan patente como la reacción de los mercados. Pero éstos tienen motivos: pese al repunte parcial iniciado en enero, el dólar sigue muy frágil. Ello explica la extrema cautela exhibida por la Reserva Federal en cuanto al riesgo inflacionario: un dólar endeble elevaría costos de importaciones (inclusive de hidrocarburos) y, por otra parte, fomentaría el aumento de crudos y otros productos primarios tarifados en dólares.

Pero las complicaciones no paran ahí. Los mercados aguardaban ansiosamente el inminente informe oficial sobre precios minoristas en EE.UU.y las minutas de la última reunión (en enero) del comité de política monetaria de la RF.

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