Supermercadistas chinos: boicotean al tomate y lo hacen bajar

El gobierno politizó la polémica sobre índices y la mete en la campaña. Mientras, frena presiones salariales apelando a Moyano e interviene directamente sobre ajustes de bonos. Más prácticos, los chinos castigan al mercado central.

5 octubre, 2007

La cámara de autoservicios y supermercados cinos dio un
ejemplo a los participantes de la campaña electoral sobre cómo pensar
en el bolsillo del consumidor antes que ofender su inteligencia con polémicas
estadísticas: anunció que los 570 locales del área metropolitana
adheridos dejarán de comprarles tomate a los productores mayoristas hasta
que no bajen de precio. Y bajaron.

Tanto para el Indec cuanto para las mediciones privadas, las verduras vienen
mostrando un incesante aumento que desborda cualquier metodología en
discusión en torno de la medición de los precios.

Ya antes, la entidad que agrupa a los comerciantes de origen chino hizo lo
mismo con la carne y logró buenos resultados.

Si bien la causa principal del salto en los valores de las verduras ha sido
la escasez de oferta, el traslado al público recibe todas las distorsiones
de la intermediación en lo que va “de la naturaleza a la mesa”.

Las ligas de consumidores reflejan en estos casos su casi nula influencia sobre
el comportamiento de los consumidores, ya que la reacción normal frente
a los exagerados incrementos en determinados productos debería ser el
boicot en las propias bocas de expendio.

¿Puede ser que con los precios que alcanzó la carne, el consumo
por habitante en la Argentina esté en 65 kilos al año, uno de
los más altos del mundo?

El tomate marcha a la cabeza de los aumentos, con más de 200% respecto
de tres meses atrás. Cuesta entre $13 y $15 el kilo, a pesar de la baja
calidad de la mercadería en venta.

Aunque se atribuye a las heladas del invierno la falta de verduras, hortalizas
y frutas que se traduce en el precio, el proverbial abuso en la cadena de distribución
afectó el valor final de muchos vegetales frescos, entre ellos, además
del tomate, la papa y el zapallito.

El cajón de 18 kilos de tomates se vende en el Mercado Central desde
$150, lo que representa $8,30 el kilo, es decir, 80% por sobre el precio al
que se comercializaba un mes atrás y 300% más caro si se lo compara
con igual mes del año anterior. La escasez de tomates se revertiría
recién a fin de mes, por lo que no se espera una baja de precios hasta
entonces, según los productores. Se sufre al menos en las provincias
de San Juan, Formosa, Chaco, Corrientes, Córdoba y Buenos Aires, con
precios de entre $13 y $15 el kilo.

La papa no se consigue a menos de $4 el kilo si lo que se quiere es cierta
calidad, a diferencia de lo que ocurre con la oficial, que cuesta $1,40.

Otra reacción poco difundida al respecto tuvo como protagonistas a los
consumidores correntinos, quienes decidieron reemplazar el tomate por ensaladas
´verdes´, con verduras de hoja.

El pan tampoco deja de subir desde hace ya varios meses, según reconocen
los propios industriales panaderos: se vende a más de $4 el kilo, lejos
de los $2,50 que intentaba aplicar el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

El secretario general de la Federación de la Industria del Pan, Hugo
Natale, ratificó que “hoy no existe más el kilo de pan a
2,50 como alguna vez acordamos con el gobierno, sino que está en los
$4”.

Por si esto fuera poco, se registró también una disparada en
los valores de alquileres y taxis en algunos puntos del país, en medio
de las disputas por el índice de inflación. El costo de vida,
por diferentes motivos, es cada vez más alto en el país que insiste
en no medir -salvo parámetros divulgados- el polémico Lassie Moreno.

Cruces políticos

El presidente Néstor Kirchner acusó a quienes critican el índice
de inflación de “caprichosos” y enfatizó que “los
índices del Indec son perfectos” y que “sólo la oposición
cuestiona al organismo”.

También cargó contra las empresas que realizan estadísticas
de forma privada diciendo que “los consultores son empleados de grupos
económicos” y que “está el índice del Indec y
el índice de la oposición”.
Kirchner salió al cruce del escepticismo que flota en la sociedad luego
de la difusión del Indice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre
estipulado en un 0,8%.

El primer mandatario vinculó la difusión de índices privados
superiores a las cifras oficiales con la campaña electoral para los comicios
presidenciales del 28 de octubre, en los que su esposa, la senadora Cristina
Fernández de Kirchner es candidata. “No decimos que no hay inflación,
sino que hay una inflación del 7 al 11 por ciento”, agregó.

El candidato a vicepresidente, Julio Cobos, volvió a escena tras la
controversia entre su provincia, Mendoza, y la oficina de medición nacional
del Indec, que lo dejara muy mal parado frente al matrimonio presidencial.

Anunció que en noviembre empezará a aplicarse la nueva metodología
para medir inflación, similar a la que se aplica en Estados Unidos. Nada
dijo sobre la compensación entre los dos índices para unificar
las series.

El economista de Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Osvaldo
Giordano, no está muy seguro de que esa nueva metodología derive
en un sinceramiento de la inflación. “Se puede construir un índice
nuevo, técnicamente sólido, hay parámetros que indican
cómo empalmar los índices”, dijo. Pero agregó: “Para
eso habría que recalcular todo lo hecho desde hace un año atrás,
y eso implicaría reconocer que se mintió”. Junto con ese
reconocimiento -apuntó- habría que asumir costos políticos,
legales y técnicos.

Para el economista Ernesto Krist “no hay ninguna innovación”
detrás del anuncio. “Además del índice actual que
publica el Indec, se mide otro que deja de lado los productos estacionales.
Eso ya existe”, dijo. Y apuntó: “El problema no es metodológico
sino que los precios que se ingresan no son los reales”.

Según dijo, la materia pendiente es actualizar el contenido de la canasta
en función de los consumos reales de la población y reconocer
que, desde principio de este año, no se están ingresando los precios
correctos. “Como habría un salto de precios es difícil que
con la nueva serie se reconozcan estos desajustes. Probablemente empiecen a
calcular una serie nueva sin empalmarla con la anterior”. Esto, evaluó,
es agudizar los problemas estadísticos del país.

El economista de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Claudio Lozano,
señaló: “No se entiende por qué no permiten la actualización
de la canasta y siguen midiendo en función de las pautas de consumo de
1987 a pesar de tener la nueva aprobada desde 2005”. Apuntó, con
un estudio propio, las razones de la demora: “La medición de la
pobreza daría 9 puntos más con la canasta actualizada”.

Brecha

Mientras los economistas aseguran que la inflación real para septiembre
fue de alrededor de 1,7%, el Indec anunció que la suba de precios del
mes pasado fue sólo de 0,8%.

Con esta cifra, la última antes de las elecciones, la inflación
acumulada en los primeros nueve meses del año es de 5,8%. En los aumentos
más importantes, se destaca el precio del tomate, que según el
Indec subió casi 50% a $4 el kilo.

“Nosotros creemos que fue del 1,7%, a partir de la canasta de consumo
que relevamos y de los datos del IPC del interior”, dijo Rogelio Frigerio,
de la consultora Economía & Regiones, cuyas mediciones detectaron
una suba del 3,6% en alimentos y bebidas, sobre todo frutas y verduras.

La analista Guillermina Guglielmetti había calculado que la inflación
fue del 1,6% en septiembre por los aumentos en alimentos y las bebidas. En tanto,
Mariano Lamothe, de la consultora abeceb.com, y Enrique Dentice, economista
de la Universidad de San Martín, estimaron que la inflación real
de septiembre estuvo entre el 1,1% y el 1,3%.

Lamothe apuntó al encarecimiento de la ropa, mientras que Dentice aseguró
que por las subas en los alimentos, hubo una retracción en el consumo
durante el mes pasado.

Secuelas gremiales

El secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)
en el Indec, Daniel Fazio, aseguró que “estamos tratando de ver
en el Ministerio de Economía, con la comisión conjunta que se
creó, como se puede solucionar el tema y que los indicadores vuelvan
a ser creíbles”.

Pero las secuelas gremiales no se agotan en el organismo. Una avanzada de importantes
gremios reclama ya un suplemento salarial por inflación y desde la CGT
fijaron en 30% el piso para los aumentos de sueldos en 2008.

El gobierno decidió recurrir al propio Hugo Moyano para intentar frenar
la oleada de pedidos de ajuste en los sueldos en el tramo final de la campaña
de Cristina Fernández y en medio de las críticas de la oposición
por la suba de precios.

La preocupación oficial por la actitud sindical y el temor a sus posibles
consecuencias fue transmitida personalmente por el presidente Néstor
Kirchner al jefe cegetista en diversos contactos que ambos mantuvieron en las
últimas horas.

Bajas en los bonos

La difusión del índice oficial repercutió en los bonos
directamente afectados, que perdieron hasta 1,08% (PRE13), y todos terminaron
con rojos, salvo el Bocón PR11 con una tibia suba del 0,05%.

Dentro de los bonos en dólares, generalmente terminaron neutros (Bonar
V, Boden 2012, Boden 2015, Discount ley NY, los Par) salvo el Discount ley argentina
que cayó 0,96% y el Boden 2013 que subió 0,37%.

La cámara de autoservicios y supermercados cinos dio un
ejemplo a los participantes de la campaña electoral sobre cómo pensar
en el bolsillo del consumidor antes que ofender su inteligencia con polémicas
estadísticas: anunció que los 570 locales del área metropolitana
adheridos dejarán de comprarles tomate a los productores mayoristas hasta
que no bajen de precio. Y bajaron.

Tanto para el Indec cuanto para las mediciones privadas, las verduras vienen
mostrando un incesante aumento que desborda cualquier metodología en
discusión en torno de la medición de los precios.

Ya antes, la entidad que agrupa a los comerciantes de origen chino hizo lo
mismo con la carne y logró buenos resultados.

Si bien la causa principal del salto en los valores de las verduras ha sido
la escasez de oferta, el traslado al público recibe todas las distorsiones
de la intermediación en lo que va “de la naturaleza a la mesa”.

Las ligas de consumidores reflejan en estos casos su casi nula influencia sobre
el comportamiento de los consumidores, ya que la reacción normal frente
a los exagerados incrementos en determinados productos debería ser el
boicot en las propias bocas de expendio.

¿Puede ser que con los precios que alcanzó la carne, el consumo
por habitante en la Argentina esté en 65 kilos al año, uno de
los más altos del mundo?

El tomate marcha a la cabeza de los aumentos, con más de 200% respecto
de tres meses atrás. Cuesta entre $13 y $15 el kilo, a pesar de la baja
calidad de la mercadería en venta.

Aunque se atribuye a las heladas del invierno la falta de verduras, hortalizas
y frutas que se traduce en el precio, el proverbial abuso en la cadena de distribución
afectó el valor final de muchos vegetales frescos, entre ellos, además
del tomate, la papa y el zapallito.

El cajón de 18 kilos de tomates se vende en el Mercado Central desde
$150, lo que representa $8,30 el kilo, es decir, 80% por sobre el precio al
que se comercializaba un mes atrás y 300% más caro si se lo compara
con igual mes del año anterior. La escasez de tomates se revertiría
recién a fin de mes, por lo que no se espera una baja de precios hasta
entonces, según los productores. Se sufre al menos en las provincias
de San Juan, Formosa, Chaco, Corrientes, Córdoba y Buenos Aires, con
precios de entre $13 y $15 el kilo.

La papa no se consigue a menos de $4 el kilo si lo que se quiere es cierta
calidad, a diferencia de lo que ocurre con la oficial, que cuesta $1,40.

Otra reacción poco difundida al respecto tuvo como protagonistas a los
consumidores correntinos, quienes decidieron reemplazar el tomate por ensaladas
´verdes´, con verduras de hoja.

El pan tampoco deja de subir desde hace ya varios meses, según reconocen
los propios industriales panaderos: se vende a más de $4 el kilo, lejos
de los $2,50 que intentaba aplicar el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

El secretario general de la Federación de la Industria del Pan, Hugo
Natale, ratificó que “hoy no existe más el kilo de pan a
2,50 como alguna vez acordamos con el gobierno, sino que está en los
$4”.

Por si esto fuera poco, se registró también una disparada en
los valores de alquileres y taxis en algunos puntos del país, en medio
de las disputas por el índice de inflación. El costo de vida,
por diferentes motivos, es cada vez más alto en el país que insiste
en no medir -salvo parámetros divulgados- el polémico Lassie Moreno.

Cruces políticos

El presidente Néstor Kirchner acusó a quienes critican el índice
de inflación de “caprichosos” y enfatizó que “los
índices del Indec son perfectos” y que “sólo la oposición
cuestiona al organismo”.

También cargó contra las empresas que realizan estadísticas
de forma privada diciendo que “los consultores son empleados de grupos
económicos” y que “está el índice del Indec y
el índice de la oposición”.
Kirchner salió al cruce del escepticismo que flota en la sociedad luego
de la difusión del Indice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre
estipulado en un 0,8%.

El primer mandatario vinculó la difusión de índices privados
superiores a las cifras oficiales con la campaña electoral para los comicios
presidenciales del 28 de octubre, en los que su esposa, la senadora Cristina
Fernández de Kirchner es candidata. “No decimos que no hay inflación,
sino que hay una inflación del 7 al 11 por ciento”, agregó.

El candidato a vicepresidente, Julio Cobos, volvió a escena tras la
controversia entre su provincia, Mendoza, y la oficina de medición nacional
del Indec, que lo dejara muy mal parado frente al matrimonio presidencial.

Anunció que en noviembre empezará a aplicarse la nueva metodología
para medir inflación, similar a la que se aplica en Estados Unidos. Nada
dijo sobre la compensación entre los dos índices para unificar
las series.

El economista de Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Osvaldo
Giordano, no está muy seguro de que esa nueva metodología derive
en un sinceramiento de la inflación. “Se puede construir un índice
nuevo, técnicamente sólido, hay parámetros que indican
cómo empalmar los índices”, dijo. Pero agregó: “Para
eso habría que recalcular todo lo hecho desde hace un año atrás,
y eso implicaría reconocer que se mintió”. Junto con ese
reconocimiento -apuntó- habría que asumir costos políticos,
legales y técnicos.

Para el economista Ernesto Krist “no hay ninguna innovación”
detrás del anuncio. “Además del índice actual que
publica el Indec, se mide otro que deja de lado los productos estacionales.
Eso ya existe”, dijo. Y apuntó: “El problema no es metodológico
sino que los precios que se ingresan no son los reales”.

Según dijo, la materia pendiente es actualizar el contenido de la canasta
en función de los consumos reales de la población y reconocer
que, desde principio de este año, no se están ingresando los precios
correctos. “Como habría un salto de precios es difícil que
con la nueva serie se reconozcan estos desajustes. Probablemente empiecen a
calcular una serie nueva sin empalmarla con la anterior”. Esto, evaluó,
es agudizar los problemas estadísticos del país.

El economista de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Claudio Lozano,
señaló: “No se entiende por qué no permiten la actualización
de la canasta y siguen midiendo en función de las pautas de consumo de
1987 a pesar de tener la nueva aprobada desde 2005”. Apuntó, con
un estudio propio, las razones de la demora: “La medición de la
pobreza daría 9 puntos más con la canasta actualizada”.

Brecha

Mientras los economistas aseguran que la inflación real para septiembre
fue de alrededor de 1,7%, el Indec anunció que la suba de precios del
mes pasado fue sólo de 0,8%.

Con esta cifra, la última antes de las elecciones, la inflación
acumulada en los primeros nueve meses del año es de 5,8%. En los aumentos
más importantes, se destaca el precio del tomate, que según el
Indec subió casi 50% a $4 el kilo.

“Nosotros creemos que fue del 1,7%, a partir de la canasta de consumo
que relevamos y de los datos del IPC del interior”, dijo Rogelio Frigerio,
de la consultora Economía & Regiones, cuyas mediciones detectaron
una suba del 3,6% en alimentos y bebidas, sobre todo frutas y verduras.

La analista Guillermina Guglielmetti había calculado que la inflación
fue del 1,6% en septiembre por los aumentos en alimentos y las bebidas. En tanto,
Mariano Lamothe, de la consultora abeceb.com, y Enrique Dentice, economista
de la Universidad de San Martín, estimaron que la inflación real
de septiembre estuvo entre el 1,1% y el 1,3%.

Lamothe apuntó al encarecimiento de la ropa, mientras que Dentice aseguró
que por las subas en los alimentos, hubo una retracción en el consumo
durante el mes pasado.

Secuelas gremiales

El secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)
en el Indec, Daniel Fazio, aseguró que “estamos tratando de ver
en el Ministerio de Economía, con la comisión conjunta que se
creó, como se puede solucionar el tema y que los indicadores vuelvan
a ser creíbles”.

Pero las secuelas gremiales no se agotan en el organismo. Una avanzada de importantes
gremios reclama ya un suplemento salarial por inflación y desde la CGT
fijaron en 30% el piso para los aumentos de sueldos en 2008.

El gobierno decidió recurrir al propio Hugo Moyano para intentar frenar
la oleada de pedidos de ajuste en los sueldos en el tramo final de la campaña
de Cristina Fernández y en medio de las críticas de la oposición
por la suba de precios.

La preocupación oficial por la actitud sindical y el temor a sus posibles
consecuencias fue transmitida personalmente por el presidente Néstor
Kirchner al jefe cegetista en diversos contactos que ambos mantuvieron en las
últimas horas.

Bajas en los bonos

La difusión del índice oficial repercutió en los bonos
directamente afectados, que perdieron hasta 1,08% (PRE13), y todos terminaron
con rojos, salvo el Bocón PR11 con una tibia suba del 0,05%.

Dentro de los bonos en dólares, generalmente terminaron neutros (Bonar
V, Boden 2012, Boden 2015, Discount ley NY, los Par) salvo el Discount ley argentina
que cayó 0,96% y el Boden 2013 que subió 0,37%.

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