Sigue la volatilidad: oro a máximos en 28 años y euro hasta US$ 1,41

Tanto en los picos del viernes (US$ 747 la onza troy a contado), como en los arbitrajes finales (1,409), el metal amarillo vuelve a febrero de 1980. A su vez, el euro toca cotas de US$ 1,41, sin precedentes desde que existe la divisa (1999).

21 septiembre, 2007

El oro refleja la debilidad del dólar, divisa empleada para fijar tarifas petroleras. En rigor, Rusia, Venezuela e Irán han comenzado a usar sus propias monedas y sostienen (junto con la Opep) que un dólar tan bajo perjudica a los exportadores de hidrocarburos. Sin llegar a los niveles a mediados de enero de 1980 –US$ 850 la onza de oro, 50 la de plata-, otros metales preciosos y críticos acompañan la tendencia.

En Londres, el oro al contado alcanzó US$ 747, para luego ir rebotando hacia 739. Sea como fuere, son los mayores precios en más de 28 años. Amén de coberturas técnicas de corto plazo, esos vaivenes dan la impresión de que el metal amarillo vuelve a ser refugio en tiempos borrascosos, como las letras de Tesorería norteamericana a tres meses/dos años. No sucede lo mismo con las acciones.

A criterio de analistas en Sidney, Londres, Nueva York y Zürich, hay un movimiento hacia “puertos seguros”. Algunos temen que sea preludio de una crisis más amplia y duradera.

El euro es otro síntoma. Cierra la semana en US$ 1,409, tras rozar 1,411, por dos razones. Una, que los mercados apuestan a otra rebaja en el tipo referencial. La dispondría la próxima reunión del comité monetario, en octubre, y, si fuese de 4,75 a 4,25% anual -o sea medio punto-, arrastraría al Banco central europeo y al desvalorizado banco de Inglaterra. El segundo motivo deriva de nuevos comentarios de Benjamin Bernanke, a cuyo juicio “el desorden en el mercado hipotecario excede las peores estimaciones y presiona al dólar”.

El oro refleja la debilidad del dólar, divisa empleada para fijar tarifas petroleras. En rigor, Rusia, Venezuela e Irán han comenzado a usar sus propias monedas y sostienen (junto con la Opep) que un dólar tan bajo perjudica a los exportadores de hidrocarburos. Sin llegar a los niveles a mediados de enero de 1980 –US$ 850 la onza de oro, 50 la de plata-, otros metales preciosos y críticos acompañan la tendencia.

En Londres, el oro al contado alcanzó US$ 747, para luego ir rebotando hacia 739. Sea como fuere, son los mayores precios en más de 28 años. Amén de coberturas técnicas de corto plazo, esos vaivenes dan la impresión de que el metal amarillo vuelve a ser refugio en tiempos borrascosos, como las letras de Tesorería norteamericana a tres meses/dos años. No sucede lo mismo con las acciones.

A criterio de analistas en Sidney, Londres, Nueva York y Zürich, hay un movimiento hacia “puertos seguros”. Algunos temen que sea preludio de una crisis más amplia y duradera.

El euro es otro síntoma. Cierra la semana en US$ 1,409, tras rozar 1,411, por dos razones. Una, que los mercados apuestan a otra rebaja en el tipo referencial. La dispondría la próxima reunión del comité monetario, en octubre, y, si fuese de 4,75 a 4,25% anual -o sea medio punto-, arrastraría al Banco central europeo y al desvalorizado banco de Inglaterra. El segundo motivo deriva de nuevos comentarios de Benjamin Bernanke, a cuyo juicio “el desorden en el mercado hipotecario excede las peores estimaciones y presiona al dólar”.

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