Sigue el derrumbe bursátil mundial

Como preveían todos los analistas, las principales bolsas del mundo –salvo Tokio, dato sugestivo- volvieron a caer estrepitosamente ayer, lunes 22.

23 julio, 2002

En nueva York, el Dow-Jones sigue en el piso de 1998, es decir, cuando arreciaba la anterior crisis sistémica global, iniciada en el sudeste asiático.

“¡Esto es casi obsceno! ¡aplauden uno de los peores cierres que se recuerden!”, protestaban ante cámaras varios operadores, bajo el proscenio del salón central, en Wall Street. “El deterioro va a seguir, junto con este clima de malestar ante un gobierno que no entiende al mercado. Podríamos fácilmente perder otros 500 puntos esta semana o, quizás, 150 mañana mismo”, advertían UBS Warburg, Goldman Sachs, Merril Lynch y Lehman Brothers. A su vez, los CEO de General Motors, Ford y Wal-Mart deploraban amargamente “un efecto manada que nos castiga, pese a nuestros excelentes balances trimestrales”.

Esta vez, fueron varios bancos –encabezados por Citigroup-, cuyos papeles se desplomaron por el “efecto WorldCom”. Es uno de los máximos acreedores de un deudor insolvente. En el plano social, según el semanario Time 66% de norteamericanos a punto de jubilarse deberán seguir trabajando, porque la crisis ha achicado sus fondos de retiro. Por lo mismo, jubilados en Nueva York, Los Ángeles y otras urbes buscan empleo, mientras cae la demanda de hotelería especializada en tercera edad (Florida, California).

El Dow-Jones cedió 2,93%, el Standard&Poor’s 500 3,24 y 2,76% el Nasdaq compuesto. Horas antes, en Europa occidental la tormenta arrastó Londres (-4,95%), Fráncfort (-5,15%), Zürich (-5,55%), París (-5,25%) y Milán (-4%). En Latinoamérica, las dos bolsas realmente significativas perdieron 6,5% (San Pablo) y 3,47% (Méjico DF).

Entretanto, George W.Bush intentó sin éxito animar al mercado. Pero, al mismo tiempo, debió desmentir el relevo de Paul O’Neill y todo su equipo en Hacienda.

En nueva York, el Dow-Jones sigue en el piso de 1998, es decir, cuando arreciaba la anterior crisis sistémica global, iniciada en el sudeste asiático.

“¡Esto es casi obsceno! ¡aplauden uno de los peores cierres que se recuerden!”, protestaban ante cámaras varios operadores, bajo el proscenio del salón central, en Wall Street. “El deterioro va a seguir, junto con este clima de malestar ante un gobierno que no entiende al mercado. Podríamos fácilmente perder otros 500 puntos esta semana o, quizás, 150 mañana mismo”, advertían UBS Warburg, Goldman Sachs, Merril Lynch y Lehman Brothers. A su vez, los CEO de General Motors, Ford y Wal-Mart deploraban amargamente “un efecto manada que nos castiga, pese a nuestros excelentes balances trimestrales”.

Esta vez, fueron varios bancos –encabezados por Citigroup-, cuyos papeles se desplomaron por el “efecto WorldCom”. Es uno de los máximos acreedores de un deudor insolvente. En el plano social, según el semanario Time 66% de norteamericanos a punto de jubilarse deberán seguir trabajando, porque la crisis ha achicado sus fondos de retiro. Por lo mismo, jubilados en Nueva York, Los Ángeles y otras urbes buscan empleo, mientras cae la demanda de hotelería especializada en tercera edad (Florida, California).

El Dow-Jones cedió 2,93%, el Standard&Poor’s 500 3,24 y 2,76% el Nasdaq compuesto. Horas antes, en Europa occidental la tormenta arrastó Londres (-4,95%), Fráncfort (-5,15%), Zürich (-5,55%), París (-5,25%) y Milán (-4%). En Latinoamérica, las dos bolsas realmente significativas perdieron 6,5% (San Pablo) y 3,47% (Méjico DF).

Entretanto, George W.Bush intentó sin éxito animar al mercado. Pero, al mismo tiempo, debió desmentir el relevo de Paul O’Neill y todo su equipo en Hacienda.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades