Si Wall St. cerró tras los ataques de 2001 ¿por qué no durante esta crisis?

O falta imaginación ahora o el mega-atentado del 11/IX, no relativo a factores financieros, suscitó una reacción desmedida. Robert Reich tiene otra explicación: los colosos bursátiles eran ficticios y tenían pies de barro, si no de humo.

25 octubre, 2008

Tras los ataques de al-Qaeda sobre Manhattan y el Pentágono, Wall Street cerró seis días. Pero no eran hechos ligados a la economía, la banca ni la bolsa. Se trataba de un gigantesco golpe político, que no se ha repetido hasta hoy, pese a los fantasmas que obseden desde entonces a George W. Bush y sus apóstoles de la seguridad como valor absoluto.
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<p>Por supuesto, los aviones que se estrellaron en las torres gemelas pulverizaron oficinas de Morgan Stanley, Lehman Brothers, Deustche Bank Nueva York, etc. Muchos ejecutivos y operadores perecieron. Pero el mercado electr&oacute;nico continuo reasumi&oacute; negocios horas despu&eacute;s del desastre. En otras palabras, el nuevo &ldquo;viernes negro&rdquo; de esta semana (a 79 a&ntilde;os del jueves negro original, 1929) pudo haberse evitado o paliado e alg&uacute;n punto de la rueda y no s&oacute;lo en Wall Street. En d&iacute;as venideros, el 4 de noviembre podr&iacute;an servir como globo de ensayo. </p>
<p>Aferradas a una ortodoxia que sacraliza esos negocios, pero no la econom&iacute;a f&iacute;sica, autoridades burs&aacute;tiles en Estados Unidos, Gran Breta&ntilde;a, Francia u Holanda sostuvieron que &ldquo;suspender las ruedas es impensable&rdquo;. As&iacute; afirmaron los hugonotes que manejan la comisi&oacute;n de valores francesa. Como esa posibilidad no figuraba en medios serios, cabe sospechar que se barajaba en altos c&iacute;rculos pol&iacute;ticos, no financieros. </p>
<p>En verdad, al asunto hab&iacute;a sido abordado por nadie menos que el presidente Nicolas Sarkozy, durante la reciente reuni&oacute;n con Jos&eacute; Luis Rodr&iacute;guez Zapatero, donde participaba Christine Lagarde, ministra de econom&iacute;a francesa. Lejos de mitos timberos, el economista Nouriel Roubini, fue terminante: &ldquo;Estos mercados ya no funcionan racionalmente. En cualquier p&aacute;nico, todos venden y la volatilidad hace imposible comprar acciones. Ser&iacute;a pues momento de que los gobiernos &ndash;no las bolsas- contemplen suspensiones parciales o totales&rdquo;. Este experto predijo, a fines de 2006, que el Dow Jones 30 ceder&iacute;a hasta cerca de ocho mil puntos en un par de a&ntilde;os. El viernes estaba en 8.379. </p>
<p>Sin grandes firmas de valores mutadas en bancas de inversi&oacute;n -sus analistas ya no pod&iacute;an asesorar al inversor, pues eran juez y parte-, hoy difuntas, malvendidas o convertidas en bancas comerciales, ya no quedan opciones. Por otra parte, el desprestigio de la SEC le impide ejercer papeles preactivos, verbigracia suspender operaciones. Mucho menos cabe esperar eso &ndash;apunta Reich- de Henry Paulson (hombre de Goldman Sachs) o Benjamin Bernanke (Reserva Federal), que comparten el mismo mito: son entidades demasiado grandes para dejarlas quebrar&rdquo;. </p>
<p>Pero &ldquo;tambi&eacute;n lo eran otrora Standard Oil Trust, US Steel, AT&amp;T, Pan American, Worldcom y tantas m&aacute;s&rdquo;. Si persisten esas actitudes, la econom&iacute;a norteamericana &ldquo;terminar&aacute; ahogada por mastodontes desmesurados, capaces de paralizar la clase pol&iacute;tica&rdquo;. Exactamente, el temor de Sarkozy, Angela Merkel y otros jefes de gobierno. </p>

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