Si Enel no puede con Suez, probará con ENI, pero la CE se opone

La Comisión Europea –con Neelie Kroes a la cabeza- rechaza de plano los “campeones nacionales” y reivindica las F&A transfronterizas. Pero Francia, España e Italia se aferran a tres proyectos inaceptables para Bruselas.

3 marzo, 2006

Dentro de Italia misma, la actitud electoralista de Romano Prodi contra compras francesas de activos italianos halla resistencia en Mario Monti y Luca Montezemolo. En el camino, apareció otra idea: fusionar Enel (electricidad) con ENI (Ente nazionale idrocarburi). De inmediato, la comisaria europea de Competencia vetó el esquema, como había hecho con Suez-Gaz de France y Gas Natural-Iberdrola-Endesa.

Kroes también hizo que João Manoel Durão Barroso –inexplicable presidente de la CE- saliera del letargo en Estoril para apoyar su postura. Esto pone en posición incómoda a varios altos funcionarios españoles de la Unión Europea, usuales defensores de la ortodoxia pro mercado, pues están bajo la presión de Madrid.

Mientras tanto, la oferta hostil de Enel sobre Suez pasa a manos del primer ministro, Silvio Berlusconi, cuya imagen tornó a ceder tras una imprudente declaración. “Todos somos Estados Unidos”, le dijo a George W.Bush. Justamente mientras éste apoyaba el programa nuclear de India (no firmante del acuerdo de no proliferación) y su aceptación pública caía a 34%, tras nuevas revelaciones sobre su indiferencia ante el huracán Katrina.

Por cierto, Barroso y Kroes se oponen a que este gobierno o el próximo traben la adquisición de Banca Nazionale del Lavoro por parte de BNP-Paribas. Pese a coincidir, nadie menos que Antonio Catricalà, jefe de la oficina antimonopólica, propuso responder a la movida Gas Natural-Endesa-Iberdrola con una alianza Enel-ENI. Eventualmente, eso podría influir en Argentina, donde circulan rumores sobre la compra de YPF (quizá sin Repsol) por parte de ENI.

Las nuevas propuestas derivan de una sorpresiva actitud de Prodi, ex presidente de la Comisión Europea y cabeza de la coalición centroizquierdista. Desechando viejas posiciones, ha planteado bloquear adquisiciones francesas y españolas en Italia.

Por el contrario, su amigo Monti –ex comisario de Competencia en esa misma CE- y Montezemolo (Fiat, Confindustria) intentan bajar la temperatura del debate. Pero el margen de preferencia por Prodi es estrecho y éste precisa captar más votantes a medida como se acercan las elecciones de abril. Por el contrario, el gobierno, por boca de Giulio Tremonti, ministro de Economía, coincide con Monti y Montezemolo.

Sin duda, la opinión pública en tres países (Francia, España e Italia) tiende a ponerse contra el europeísmo. A su vez, París y Madrid se han lanzado a restatizar activos para bloquear ofertas públicas accionarias (OPA) italianas. Mientras, Bruselas y el Banco Central Europeo buscan frenar ese neonacionalismo, que amenaza al euro, y Gas Natural insiste por Endesa apelando al auxilio financiero de Iberdrola (rival de la segunda). Más allá del caso ENI, todas estas compañías operan en Argentina, bajo un nombre u otro.

Todo empezó en noviembre, cuando esa eléctrica rechazó una OPA de Gas Natural, porque era baja. De inmediato y a su pedido, la alemana E.On –lìder en la Unión Europea- ofreció US$ 34.700 millones, o sea 30% más. Ya primera en la región, la firma germana aspira a serlo en el mundo. Pero el gobierno español quiere que Gas Natural encabece “un supergrupo ibérico” e indujo a que GN propusiera al italiano Enel una alianza para tomar Endesa.

Ahora, GN –empresa catalana, en realidad- trata de mejorar la oferta por Endesa incluyendo un socio español. Quizás Iberdrola, competidora de la eléctrica. Pero el asunto pierde relevancia ante la “guerra” entre Parìs, Roma, Berlín y Bruselas pues, tarde o temprano (si no implosionan los propios mecanismos de la Eurozona, empezando por la moneda común), algún megagrupo absorberá cualquier “campeón ibérico” que promueva Madrid.

La “solución italiana” (febrero) complicó aún más las cosas, pues Enel estaba en proceso de tomar las empresas francesas Suez y Snel, amén de la belga Électrabel. El propósito de los italianos era formar un holding capaz de rivalizar con E.On en la UE. De inmediato, París reaccionó fusionando por decreto Suez –entidad de derecho privado- y la estatal Gaz de France. La demorada reacción negativa en la bolsa de París resalta el mal clima creado por la medida entre grandes operadores e inversores.

En tanto, Jacques Chirac analiza una ley para trabar OPA hostiles provenientes del exterior (así fueran de la UE). Similar actitud ha adoptado José Luis Zapatero, olvidando que los capitales españoles han hecho punta en materia de absorber compañías y bancos fuera del país. A esta altura, se cierne una crisis en el propio modelo empresario de la UE y casi nadie se acuerda de Endesa. En otras palabras, una OPA en el campo privado se ha convertido en compleja trama de presiones políticas. Por un lado, París y Madrid vuelven al sistema anterior a Maastricht (1994). Por el otro, en Roma –donde sigue hablándose de la “italianidad” bancaria- el gobierno aún apoya la europeización eléctrica.

Por su parte, E-On acudió a la CE y Kroes –que el martes censuraba la “volte face” de Prodi- , lanzó nuevas advertencias a España y Francia, con discreto apoyo de Alemania, Austria, Gran Bretaña, Suecia y Holanda. Al punto, la acompañó el erso Charles McCreevy, comisario de Finanzas. Pero Bélgica y Luxemburgo se han llamado a silencio: sucede que Électrabel está controlada por Suez, un holding cuya capitalización bursátil pasa de € 40.000 millones.

Enel no se queda atrás, pues “vale” € 44.000 millones, con 30% en poder del estado italiano. Por supuesto, el estado francés tiene acciones en sus propios grupos de servicios y bancos. Entretanto, el gobierno de Silvio Berlusconi ve con malos ojos la OPA de BNP-Paribas sobre la traqueteada Banca Nazionale del Lavoro. Tras la “provocación” de Chirac vía Suez-GdF, no sería raro que Roma bloquease la toma de BNL por franceses (eso teme McCreevy). Por de pronto, el ministro de Industria, Carlo Scajola, dejó sin efecto una reunión con su colega francés. “Esto puede desencadenar una ola de renacionalizaciones y volvernos no a 1994, sino a 1922”, admitían en Bruselas Monti –antecesor de Kroes- y Tremonti.

Ambos recordaban la ola de regímenes fascistas iniciada con el de Benito Mussolini. En esa oportunidad, el fenómeno culminó con el acceso de Adolf Hitler al poder (1933) y una forma más amplia de “staatskapitalism”, elucubrada por Hjalmar Schacht desde el Reichsbank.

Lo anterior explica que Prdoi y parte de la alianza oficialista planteen medidas en torno de Électricité de France (EdF), la mayor compañía de su tipo en ese país, usando el 50% que controla Edison, una firma ítalofrancesa. Todo en un marco hasta hace poco francamente transnacional, liderado por los alemanes. En 2005, quedaron primeros en fusiones y adquisiciones (€ 57.000 millones), seguidos de los holandeses (24.000 millones) y, muy a la distancia, franceses (14.000 millones).

Los activos en juego son alucinantes. Por ejemplo, EdF implica € 76.000 millones, E.On 56.500 millones, Enel 44.300 millones, RWE (alemana) 41.700 millones y Suez 40.000 millones. Frente a semejantes montos, los € 29.900 millones que vale Endesa quedan en segundo plano, junto con el peso político de España en la Eurozona. Ahí surge otro problema: esta “guerra de OPA” comienza a deteriorar el valor de la moneda común.

Ahora bien, vale la pena recordar que el proceso de F&A hoy en crisis empezó a acelerarse en agosto pasado. El día 6, Suez anunció que pagaría € 11.200 millones por Électrabel. Justo un mes después, la española Gas Natural ofreció 29.100 millones por Endesa, suma que ésta rechazó por exigua en octubre. Al mes siguiente, le pidió una propuesta al gigante alemán que, el 21 de febrero, ofreció € 34.700 millones. Interfiriendo, Madrid hizo que GN buscase una alianza con el italiano Enel.

Pero el asunto cobró otro cariz. Al día siguiente, Enel admitió que pensaba tomar la francesa Suez. En una movida imprudente, el 24, el gobierno español cambió las reglas de juego para forzar el retiro de la propuesta alemana. Ahí salió al ruedo Kroes. El domingo, París confirmaba una fusión por razones de fuerza mayor” –evitar una toma hostil de Enel, claro- entre Suez y GdF. Naturalmente, los españoles han quedado sumergidos en una guerra, que no pueden controlar, entre Francia, Alemania e Italia. En paralelo, la CE trata de evitar el colapso de Maastricht y el BCE trató esta semana de defender el euro elevando la tasa básica de 2,25 a 2,5% anual.

Dentro de Italia misma, la actitud electoralista de Romano Prodi contra compras francesas de activos italianos halla resistencia en Mario Monti y Luca Montezemolo. En el camino, apareció otra idea: fusionar Enel (electricidad) con ENI (Ente nazionale idrocarburi). De inmediato, la comisaria europea de Competencia vetó el esquema, como había hecho con Suez-Gaz de France y Gas Natural-Iberdrola-Endesa.

Kroes también hizo que João Manoel Durão Barroso –inexplicable presidente de la CE- saliera del letargo en Estoril para apoyar su postura. Esto pone en posición incómoda a varios altos funcionarios españoles de la Unión Europea, usuales defensores de la ortodoxia pro mercado, pues están bajo la presión de Madrid.

Mientras tanto, la oferta hostil de Enel sobre Suez pasa a manos del primer ministro, Silvio Berlusconi, cuya imagen tornó a ceder tras una imprudente declaración. “Todos somos Estados Unidos”, le dijo a George W.Bush. Justamente mientras éste apoyaba el programa nuclear de India (no firmante del acuerdo de no proliferación) y su aceptación pública caía a 34%, tras nuevas revelaciones sobre su indiferencia ante el huracán Katrina.

Por cierto, Barroso y Kroes se oponen a que este gobierno o el próximo traben la adquisición de Banca Nazionale del Lavoro por parte de BNP-Paribas. Pese a coincidir, nadie menos que Antonio Catricalà, jefe de la oficina antimonopólica, propuso responder a la movida Gas Natural-Endesa-Iberdrola con una alianza Enel-ENI. Eventualmente, eso podría influir en Argentina, donde circulan rumores sobre la compra de YPF (quizá sin Repsol) por parte de ENI.

Las nuevas propuestas derivan de una sorpresiva actitud de Prodi, ex presidente de la Comisión Europea y cabeza de la coalición centroizquierdista. Desechando viejas posiciones, ha planteado bloquear adquisiciones francesas y españolas en Italia.

Por el contrario, su amigo Monti –ex comisario de Competencia en esa misma CE- y Montezemolo (Fiat, Confindustria) intentan bajar la temperatura del debate. Pero el margen de preferencia por Prodi es estrecho y éste precisa captar más votantes a medida como se acercan las elecciones de abril. Por el contrario, el gobierno, por boca de Giulio Tremonti, ministro de Economía, coincide con Monti y Montezemolo.

Sin duda, la opinión pública en tres países (Francia, España e Italia) tiende a ponerse contra el europeísmo. A su vez, París y Madrid se han lanzado a restatizar activos para bloquear ofertas públicas accionarias (OPA) italianas. Mientras, Bruselas y el Banco Central Europeo buscan frenar ese neonacionalismo, que amenaza al euro, y Gas Natural insiste por Endesa apelando al auxilio financiero de Iberdrola (rival de la segunda). Más allá del caso ENI, todas estas compañías operan en Argentina, bajo un nombre u otro.

Todo empezó en noviembre, cuando esa eléctrica rechazó una OPA de Gas Natural, porque era baja. De inmediato y a su pedido, la alemana E.On –lìder en la Unión Europea- ofreció US$ 34.700 millones, o sea 30% más. Ya primera en la región, la firma germana aspira a serlo en el mundo. Pero el gobierno español quiere que Gas Natural encabece “un supergrupo ibérico” e indujo a que GN propusiera al italiano Enel una alianza para tomar Endesa.

Ahora, GN –empresa catalana, en realidad- trata de mejorar la oferta por Endesa incluyendo un socio español. Quizás Iberdrola, competidora de la eléctrica. Pero el asunto pierde relevancia ante la “guerra” entre Parìs, Roma, Berlín y Bruselas pues, tarde o temprano (si no implosionan los propios mecanismos de la Eurozona, empezando por la moneda común), algún megagrupo absorberá cualquier “campeón ibérico” que promueva Madrid.

La “solución italiana” (febrero) complicó aún más las cosas, pues Enel estaba en proceso de tomar las empresas francesas Suez y Snel, amén de la belga Électrabel. El propósito de los italianos era formar un holding capaz de rivalizar con E.On en la UE. De inmediato, París reaccionó fusionando por decreto Suez –entidad de derecho privado- y la estatal Gaz de France. La demorada reacción negativa en la bolsa de París resalta el mal clima creado por la medida entre grandes operadores e inversores.

En tanto, Jacques Chirac analiza una ley para trabar OPA hostiles provenientes del exterior (así fueran de la UE). Similar actitud ha adoptado José Luis Zapatero, olvidando que los capitales españoles han hecho punta en materia de absorber compañías y bancos fuera del país. A esta altura, se cierne una crisis en el propio modelo empresario de la UE y casi nadie se acuerda de Endesa. En otras palabras, una OPA en el campo privado se ha convertido en compleja trama de presiones políticas. Por un lado, París y Madrid vuelven al sistema anterior a Maastricht (1994). Por el otro, en Roma –donde sigue hablándose de la “italianidad” bancaria- el gobierno aún apoya la europeización eléctrica.

Por su parte, E-On acudió a la CE y Kroes –que el martes censuraba la “volte face” de Prodi- , lanzó nuevas advertencias a España y Francia, con discreto apoyo de Alemania, Austria, Gran Bretaña, Suecia y Holanda. Al punto, la acompañó el erso Charles McCreevy, comisario de Finanzas. Pero Bélgica y Luxemburgo se han llamado a silencio: sucede que Électrabel está controlada por Suez, un holding cuya capitalización bursátil pasa de € 40.000 millones.

Enel no se queda atrás, pues “vale” € 44.000 millones, con 30% en poder del estado italiano. Por supuesto, el estado francés tiene acciones en sus propios grupos de servicios y bancos. Entretanto, el gobierno de Silvio Berlusconi ve con malos ojos la OPA de BNP-Paribas sobre la traqueteada Banca Nazionale del Lavoro. Tras la “provocación” de Chirac vía Suez-GdF, no sería raro que Roma bloquease la toma de BNL por franceses (eso teme McCreevy). Por de pronto, el ministro de Industria, Carlo Scajola, dejó sin efecto una reunión con su colega francés. “Esto puede desencadenar una ola de renacionalizaciones y volvernos no a 1994, sino a 1922”, admitían en Bruselas Monti –antecesor de Kroes- y Tremonti.

Ambos recordaban la ola de regímenes fascistas iniciada con el de Benito Mussolini. En esa oportunidad, el fenómeno culminó con el acceso de Adolf Hitler al poder (1933) y una forma más amplia de “staatskapitalism”, elucubrada por Hjalmar Schacht desde el Reichsbank.

Lo anterior explica que Prdoi y parte de la alianza oficialista planteen medidas en torno de Électricité de France (EdF), la mayor compañía de su tipo en ese país, usando el 50% que controla Edison, una firma ítalofrancesa. Todo en un marco hasta hace poco francamente transnacional, liderado por los alemanes. En 2005, quedaron primeros en fusiones y adquisiciones (€ 57.000 millones), seguidos de los holandeses (24.000 millones) y, muy a la distancia, franceses (14.000 millones).

Los activos en juego son alucinantes. Por ejemplo, EdF implica € 76.000 millones, E.On 56.500 millones, Enel 44.300 millones, RWE (alemana) 41.700 millones y Suez 40.000 millones. Frente a semejantes montos, los € 29.900 millones que vale Endesa quedan en segundo plano, junto con el peso político de España en la Eurozona. Ahí surge otro problema: esta “guerra de OPA” comienza a deteriorar el valor de la moneda común.

Ahora bien, vale la pena recordar que el proceso de F&A hoy en crisis empezó a acelerarse en agosto pasado. El día 6, Suez anunció que pagaría € 11.200 millones por Électrabel. Justo un mes después, la española Gas Natural ofreció 29.100 millones por Endesa, suma que ésta rechazó por exigua en octubre. Al mes siguiente, le pidió una propuesta al gigante alemán que, el 21 de febrero, ofreció € 34.700 millones. Interfiriendo, Madrid hizo que GN buscase una alianza con el italiano Enel.

Pero el asunto cobró otro cariz. Al día siguiente, Enel admitió que pensaba tomar la francesa Suez. En una movida imprudente, el 24, el gobierno español cambió las reglas de juego para forzar el retiro de la propuesta alemana. Ahí salió al ruedo Kroes. El domingo, París confirmaba una fusión por razones de fuerza mayor” –evitar una toma hostil de Enel, claro- entre Suez y GdF. Naturalmente, los españoles han quedado sumergidos en una guerra, que no pueden controlar, entre Francia, Alemania e Italia. En paralelo, la CE trata de evitar el colapso de Maastricht y el BCE trató esta semana de defender el euro elevando la tasa básica de 2,25 a 2,5% anual.

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