SEC: ¿rumbo a prácticas contables internacionales?

La Securities & exchange commission (comisión de valores) inicia la adopción de normas que deberán cumplir las empresas extranjeras al operar en Estados Unidos. Meta: atraer cotizantes a Wall Street sin vulnerar la ley Sarbanes-Oxley.

21 junio, 2007

Esta semana, el organismo votó unánimemente una propuesta que permitirá a firmas del exterior presentas estados y otros documentos aplicando prácticas contables internacionales (PCI), aunque siempre en inglés. No obstante, deberán armonizarse con los principios contables generalmente aceptados (PCGA) en Estados Unidos.

Una vez procesados, esos documentos ya no tendrán que ajustarse a los PCGA sino a los PCI. Bien vista, es una forma elegante de frenar el persistente cabildeo de estudios contables, auditores, la secretaría de hacienda (Henry Paulson) y el propio George W.Bush contra la ley Sarbanes-Oxley.

Antes de poner en vigencia las reformas, su texto queda abierto durante 75 días al examen de los profesionales y la opinión pública. En caso de revisiones –que probablemente las pidan legisladores demócratas-, será precisa otra votación en el seno de la SEC. Entretanto, en lo que sí puede ser una maniobra sutil contra la Sarbanes-Oxley, la comisión comenzará a promover las PCI como substituto de las PCGA en el sector privado estadounidense.

Para evitar polémicas “inoportunas” (al menos mientras dure la actual composición de la SEC: tres republicanos contra dos demócratas), esta segunda parte del plan demandará de cinco a diez años. O sea, quizá no cristalice nunca en la forma propuesta por la entidad. Las explicaciones no son novedosas y se centran en la presunta rivalidad de plazas “salvajes” como Londres, Hongkong, Singapur o San Pablo. No obstante, algunos objetan que accionistas e inversores norteamericanos obtendrán vía PCI datos menos consistentes y fiables que vía las PCGA. Naturalmente, gurúes, especuladores e intermediarios bursátiles ven a las PCI como algo bueno.

Esta semana, el organismo votó unánimemente una propuesta que permitirá a firmas del exterior presentas estados y otros documentos aplicando prácticas contables internacionales (PCI), aunque siempre en inglés. No obstante, deberán armonizarse con los principios contables generalmente aceptados (PCGA) en Estados Unidos.

Una vez procesados, esos documentos ya no tendrán que ajustarse a los PCGA sino a los PCI. Bien vista, es una forma elegante de frenar el persistente cabildeo de estudios contables, auditores, la secretaría de hacienda (Henry Paulson) y el propio George W.Bush contra la ley Sarbanes-Oxley.

Antes de poner en vigencia las reformas, su texto queda abierto durante 75 días al examen de los profesionales y la opinión pública. En caso de revisiones –que probablemente las pidan legisladores demócratas-, será precisa otra votación en el seno de la SEC. Entretanto, en lo que sí puede ser una maniobra sutil contra la Sarbanes-Oxley, la comisión comenzará a promover las PCI como substituto de las PCGA en el sector privado estadounidense.

Para evitar polémicas “inoportunas” (al menos mientras dure la actual composición de la SEC: tres republicanos contra dos demócratas), esta segunda parte del plan demandará de cinco a diez años. O sea, quizá no cristalice nunca en la forma propuesta por la entidad. Las explicaciones no son novedosas y se centran en la presunta rivalidad de plazas “salvajes” como Londres, Hongkong, Singapur o San Pablo. No obstante, algunos objetan que accionistas e inversores norteamericanos obtendrán vía PCI datos menos consistentes y fiables que vía las PCGA. Naturalmente, gurúes, especuladores e intermediarios bursátiles ven a las PCI como algo bueno.

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