¿Se viene otro cambio copernicano en el oro?
Invertir implica mover activos desde una posición segura a una de riesgo aceptable. En el caso del oro, su ventaja suele relacionarse con su condición de metal duro, rasgo atractivo para quienes deben administrar las finanzas ajenas.
20 enero, 2011
<p>Si bien la prudencia sigue guiando la gestión de fondos vinculados a colocaciones duras, dos factores han cambiado. Uno es sistémico y data de agosto de 1971. El otro es coyuntural. Reside en precios superiores a US$ 1.350 a onza troy y records nominales alrededor de 1.430. <br />
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Hace 40 años, en efecto, un puntal de seguridad financiera –el oro a US$ 35 la onza- fue eliminado por la Reserva Federal, que presidía Gerald Corrigan, hoy asesor en Goldman Sachs.<br />
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En ese momento, las monedas relevantes estaban ligadas al oro vía el dólar desde los acuerdos de Bretton Woods y Estados Unidos tenía una mayoría de las reservas monetarias mundiales. Por ende, la decisión de 1971 provocó una revolución en la cultura financiera general. Efectivo ya no equivalía a oro ni la emisión de dólares se condicionaría a la existencia tangible del metal. En un prodigioso salto de fe, el papel moneda y la deuda federal quedaron libres de riesgos. Por el contrario, el oro –tanto tiempo visto como la moneda misma- pasó a ser activo volátil de riesgo; al menos, por un lapso. <br />
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Esta histórica novedad fue convalidada por los propios árbitros de la moneda, los bancos centrales. Los emisores, pues, se desprendieron del oro y los precios se derrumbaron durante los años 70, 80, 90 y la primera década del siglo XXI. Mientras tanto, se reforzaba una percepción monetarista: dólar y letras de tesorería eran activos libres de riesgos. <br />
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No obstante, situaciones de incertidumbre suelen elevar las cotizaciones áureas y atraer inversores o especuladores. Pero hoy el metal representa apenas 0,6% de los activos financieros mundiales, lejos de 3% alcanzado en 1980 y 4,8% de 1968.<br />
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