Se agrava la situación de financistas en el caso AntonVeneta

La fiscalía de Milán suspendió en sus cargos a Giampiero Fiorami (CEO de Banca Popolare Italiana) y a Emilio Gnutti, presidente de una inmobiliaria. En tanto, empeora la situación de Antonio Fazio (Banca d’Italia).

3 agosto, 2005

La presidencia ejecutiva de BPI, ex Lodi, quedará acéfala un tiempo. En una medida poco frecuente, la justicia suspendió a Giampiero Fiorani –también accionista principal- al frente de su propio banco. Lo mismo ocurre con Emilio Gnutti, dueño de una inmobiliaria que ahora no puede dirigir. Al mismo tiempo, la misma fiscalía decretaba el secuestro de sus acciones.

Para el caso, no las de BPI sino las que Fiorani, Gnutti y sus cómplices controlan en Banca Antoniana Popolare Veneta (40% del paquete). En realidad, suspendidas –la semana pasada- la oferta pública accionaria (OPA) y su paralela por canje (OPAC), en este momento no hay comprador para esa entidad.

Pero la junta directiva sigue en manos de ABN Amro, la instituciòn holandesa que había retirado su OPA debido a las maniobras de Fiorani. En la presente situación, ABN tiene casi 30% del paquete y, bloqueadas las acciones de la contrapropuesta, podría retomar su propia OPA. Aunque bajando el precio, dado que este escándalo ha deteriorado la cotización bursátil de AntonVeneta.

Mientras tanto, casi todos los analistas en Roma, Milán, Londres, Bruselas y Ginebra dan por inevitable la renuncia o la defenestraciòn de Antonio Fazio, presidente del banco central (no de una entelequia llamada “bankitalia” en algunos medios peninsulares). La difusión casi completa de una conversación telefónica entre Fazio y Fiorani es demoledora. Sobre todo el párrafo preferido por los titulares: “Tenemos que pasar a la ofensiva y meterle miedo a la Consob”, le dice Fazio al turbio banquero, aludiendo a la comisión nacional de valores.

“El respeto a las institucionales o, por lo menos, el decoro debieran llevar a Fazio a presentar la renuncia. Es humillante ver a Banca d’Italia maltratada por la justicia y obligada a dejar sin efecto la misma OPA que había autorizado poco antes”. Así señalaba un comentario editorial de “Corriere della sera”, diario conservador propiedad indirecta de Silvio Berlusconi. Lo mismo sostiene, en privado, Carlo Azeglio Ciampi, presidente de la República y antecesor de Fazio en el banco central.

La presidencia ejecutiva de BPI, ex Lodi, quedará acéfala un tiempo. En una medida poco frecuente, la justicia suspendió a Giampiero Fiorani –también accionista principal- al frente de su propio banco. Lo mismo ocurre con Emilio Gnutti, dueño de una inmobiliaria que ahora no puede dirigir. Al mismo tiempo, la misma fiscalía decretaba el secuestro de sus acciones.

Para el caso, no las de BPI sino las que Fiorani, Gnutti y sus cómplices controlan en Banca Antoniana Popolare Veneta (40% del paquete). En realidad, suspendidas –la semana pasada- la oferta pública accionaria (OPA) y su paralela por canje (OPAC), en este momento no hay comprador para esa entidad.

Pero la junta directiva sigue en manos de ABN Amro, la instituciòn holandesa que había retirado su OPA debido a las maniobras de Fiorani. En la presente situación, ABN tiene casi 30% del paquete y, bloqueadas las acciones de la contrapropuesta, podría retomar su propia OPA. Aunque bajando el precio, dado que este escándalo ha deteriorado la cotización bursátil de AntonVeneta.

Mientras tanto, casi todos los analistas en Roma, Milán, Londres, Bruselas y Ginebra dan por inevitable la renuncia o la defenestraciòn de Antonio Fazio, presidente del banco central (no de una entelequia llamada “bankitalia” en algunos medios peninsulares). La difusión casi completa de una conversación telefónica entre Fazio y Fiorani es demoledora. Sobre todo el párrafo preferido por los titulares: “Tenemos que pasar a la ofensiva y meterle miedo a la Consob”, le dice Fazio al turbio banquero, aludiendo a la comisión nacional de valores.

“El respeto a las institucionales o, por lo menos, el decoro debieran llevar a Fazio a presentar la renuncia. Es humillante ver a Banca d’Italia maltratada por la justicia y obligada a dejar sin efecto la misma OPA que había autorizado poco antes”. Así señalaba un comentario editorial de “Corriere della sera”, diario conservador propiedad indirecta de Silvio Berlusconi. Lo mismo sostiene, en privado, Carlo Azeglio Ciampi, presidente de la República y antecesor de Fazio en el banco central.

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